John Williams – Viena 2022 – Resumen concierto
El pasado fin de semana, sábado 12 y domingo 13 de marzo de 2022, se celebraron dos conciertos en el Muskverein de Viena donde John Williams se puso al frente de la orquesta Wiener Philharmoniker, contando con la participación de la famosa violinista Anne-Sophie Mutter.
Gorka Oteiza acudió a ambos conciertos y nos ofrece un relato especial de los mismos en exclusiva para SoundTrackFest.
John Williams volvió a Viena
John Williams cumplió 90 años el 8 de febrero de 2022, y un día antes, el 7 de febrero, se anunciaba por sorpresa que el 12 y 13 de marzo iba a dirigir dos conciertos especiales dedicados a su música en Viena (leer más). ¡Parecía que el maestro se estuviera dando un gran regalo de cumpleaños! (¿O… nos lo estaba dando a nosotros?).
En una entrevista publicada en el día de su cumpleaños en el New York Times (leer más), Williams mencionaba que cada vez tenía menos ganas de componer para el cine, ya que son proyectos que le llevan 6 meses de esfuerzos y a ciertas edades, uno ya tiene que medir mucho a qué dedica su tiempo. Ahora bien, también comentaba que le resultaba difícil decir que no a Spielberg o abandonar a sus personajes favoritos para los que ha creado universos sonoros, y de ahí que vaya a componer la banda sonora de las películas The Fabelmans (2022) e Indiana Jones 5 (2023), o el tema principal de la serie de Star Wars, Obi-Wan Kenobi, que se estrena en mayo de 2022.
Sin embargo, al ser preguntado por los conciertos, su respuesta era completamente distinta. Le encantaban y pensaba dedicarles todo el tiempo que le fuera posible, tanto a crear nuevas obras de concierto como a dirigirlas.
2022 es buena prueba de ello, ya que Viena ha albergado los primeros conciertos de Williams este año, a los que seguirán muchos otros, en los que o bien dirige el concierto al completo o bien lo hace de forma compartida. En la lista, de momento, tenemos lugares como Philadelphia (19/4), New York (21/4), Pittsburgh (25/4), Tanglewood (20/8), Los Ángeles – Hollywood Bowl (2,3 & 4/9) y Los Angeles – Walt Disney Concert Hall (22/9). ¡Nada mal para un señor de 90 años!
Desafortunadamente, el concierto anunciado en octubre de 2021 para junio de 2022 en La Scala de Milán, ha desaparecido del mapa sin dar señales de vida, y en estos momentos no se sabe cuándo se va a celebrar, o incluso si se llegará a celebrar (leer más).
Pero volvamos con Viena y con los dos primeros conciertos de John Williams para 2022: los del pasado 12 y 13 de marzo. La Wiener Philharmoniker y el Musikverein Wien no son extraños para el maestro, ya que allí dirigió dos conciertos en enero de 2020, de los que os hablamos en un extenso artículo especial (leer más).
Dos años después, y tras una pandemia que ya parece que podemos empezar a olvidar, tocaba regresar a Viena para disfrutar nuevamente de la música del Maestro John Williams. El mundo había cambiado, pero las ganas de verle dirigir nuevamente en concierto se mantenían. Como si las heridas estuvieran sanando y la vida volviera a la normalidad. Tener nuevamente a John Williams en Viena, nos ofrecía confort y seguridad.
A pesar del poco tiempo con el que se anunciaron los conciertos, el Musikveren Wien colgó el cartel de entradas agotadas en ambas funciones poco después de ponerlas a la venta. Un público deseoso de escuchar nuevamente a Williams dirigir su música en concierto, no quiso dejar pasar la oportunidad.
El concierto
El programa fue el siguiente:
Tras un gran aplauso y una sala que recibió en pie a John Williams, el concierto arrancó con ‘Sound The Bells’, una pieza concebida inicialmente para metales y percusión, posteriormente adaptada para orquesta, que ofreció un grandioso y sonoramente apabullante comienzo, como aperitivo musical de lo que podíamos esperar.
Igual que ya sucediera en el concierto de Viena de 2020 donde se comenzó con ‘Flight to Neverland – Hook’ o en Berlín en 2021 donde se empezó con ‘Olympic Fanfare and Theme’, arrancar este concierto con ‘Sound the Bells’ era la forma perfecta de energetizar al público del Musikeverein y ofrecer un inicio memorable.
Cabe destacar la curiosa historia detrás de ‘Sound The bells’, una pieza sin vínculos cinematográficos, compuesta en 1993 por John Williams para una gira por Japón en la que dirigía a la Boston Pops. Williams escribió la pieza teniendo en mente la boda real japonesa y se inspiró en las enormes campanas de los templos del país. Se puede leer al propio John Williams hablar la pieza aquí: leer más
Seguido se dio paso al ‘Concierto para Violín nº2’ compuesto por Williams especialmente para Anne-Sophie Mutter, que se estrenó en Julio de 2021 en Tanglewood (leer más), y que ahora recibía su estreno Europeo en Viena. Este concierto, estructurado en 4 movimientos: I. Prologue / II. Rounds / III. Dactyls / IV. Epilogue, presenta un predominio del arpa, ubicada a propósito en primera línea de escenario a mano derecha del director, y de la violinista solista, Anne-Sophie Mutter, ubicada a la izquierda.
No es objeto de este artículo entrar en análisis detallados, pero si se puede decir que en los 35 minutos aproximados que dura la obra, con un marcado carácter narrativo dividido en 4 actos, se puede observar claramente el estilo melódico de Williams, dejándonos momentos ligeramente abstractos, pero teniendo otros donde se llegan a atisbar retazos de las técnicas empleadas en algunas de sus obras para cine.
A continuación os dejamos con interesante información adicional sobre la obra, de la mano de sus propios protagonistas, Williams y Mutter:
Violin Concerto nº2 - John Williams (Liner Notes)
Composing program notes has always been challenging for me. These descriptions always seem to try to answer the question “what is this music about?” And while music has many purposes and functions, I’ve always believed that in the end, the music ought to be free to be interpreted through the prism of every listener’s own personal history, prior exposures and cultural background. One man’s sunken cathedral might be another woman’s mist at the dawning. The meaning must therefore reside, if you’ll forgive me, in the “ear of the beholder.”
I can only think of this piece as being about Anne-Sophie Mutter, and the violin itself—an instrument that is the unsurpassed product of the luthier’s art. With so much great music already written for the instrument, much of it recently for Anne-Sophie herself, I wondered what further contribution I could possibly make. But I took my inspiration and energy directly from this great artist herself. We’d recently collaborated on an album of film music for which she recorded the theme from the film Cinderella Liberty, demonstrating a surprising and remarkable feeling for jazz. So, after a short introduction, I opened the Prologue of this concerto with a quasi-improvisation, suggesting her very evident affinity for this idiom. There is also much faster music in this movement, which while writing, I recalled her flair for an infectious rhythmic swagger that is particularly her own.
In the beginning of the next section or movement, a quiet murmur is created by a gentle motion that I think of as being circular, hence the subtitle Rounds. At one point you will hear harmonies reminiscent of Debussy, but I ask you to reflect on another Claude… in this case Thornhill, a very early hero of mine who, it can be justly said, was the musical godfather of the Gil Evans/Miles Davis collaboration. It is also in this movement that a leitmotif or theme appears, later restated in the Epilogue.
Dactyls, a borrowed word from the Greeks, which we use to describe a three-syllable effect in poetry, as well as the digit with its three bones, may serve to describe the next movement. It is our third movement, in a three meter, and features a short cadenza for violin, harp, and timpani… yet another triad. The violin provides an aggressive virtuosity that produces a rough, waltz-like energy that is both bawdy and impertinent.
The final movement is approached “attacca” by the violin and harp, where the two instruments reverse their relative balances in a kind of “sound dissolve.” In this way, they transport us to the Epilogue. It is in this final movement that the motif introduced in Rounds returns in the form of a duet for violin and harp, closing the piece with a gentle resolution in A major that might suggest both healing and renewal.
John Williams, June 28, 2021
Violin Concerto nº2 - John Williams & Anne-Sophie Mutter (Comments)
John Williams recalls: “When Anne-Sophie invited me to compose a concerto for her, I thought it was a wonderful opportunity to write for one of the world’s greatest artists. It was also a challenge, of course, because there are so many great violin concertos in the repertoire.”
Full of stylistic contrast, Williams’ Violin Concerto No. 2 begins with the rhapsodic “Prologue”. This is followed by the atmospheric, Debussyesque “Rounds”, and then by the tense, jazzy “Dactyls”, which includes a brief cadenza for violin, harp and timpani. Violin and harp duet again in the “Epilogue”, which concludes the work with what the composer describes as “a gentle resolution in A major that might suggest both healing and renewal”.
“I knew from the recording we made together for DG of my theme from Cinderella Liberty of her remarkable feeling for jazz,” Williams adds. “So I wrote a quasi-improvisation for solo violin at the start of the concerto’s ‘Prologue’ and she was completely at home with it. I can only think of this piece as being about Anne-Sophie. This is a truly personal album for me, because of the rapport I have with her and because of my long relationship with the wonderful musicians of the Boston Symphony.”
“The idea for the piece formed when we worked together on Markings,” says Mutter. “I had no idea then that it would grow into such a gigantic composition, so rich in material and with such enormous emotional and expressive scope. I’ve always loved jazz, so it was a particular joy to discover that the violin’s first entry has the freedom of jazz. It’s the ‘stem cell’ of the whole piece, a terrific starting point for such a complex work. I was overwhelmed by the piece and its technical difficulties at first. But it became a very dear friend as I worked on it every day during lockdown. It was precious to have time to explore this incredible music in depth and feel part of the creative process, to speak to John as he composed and revised the score and discover just how much he loves violin.”
Una vez finalizado el concierto para violín, y mientras el público aplaudía pensando que ya llegaríamos al intermedio, Williams apreció nuevamente en escena y tomó el micrófono por sorpresa para anunciar que Anne-Sophie Mutter había accedido amablemente a ofrecer un bis para esta primera parte: “Love Theme” de la película detectivesca “The Long Goodbye” de 1976 dirigida por Robert Altman. Una verdadera joya poco escuchada en concierto, con una estupenda sonoridad muy propia del cine noir clásico; melancólica y romántica, con predominio de una melodía dirigida por el violín (que por cierto, en la versión original era interpretada por una trompeta). Con este tema, y cuando casi habíamos cumplido una hora, llegábamos al descanso.
Tras un intermedio de 25 minutos comenzaba la segunda parte del concierto, totalmente dedicada a la música de cine de Williams, y lo hacía con el glorioso “Superman March”; el tema de Superman por antonomasia, ante el que resulta imposible no emocionarse. Un tema que te hace sentir el poder y la fuerza de un superhéroe a través de sus potentes metales y sus envolventes orquestaciones.
Después, John Williams cogía el micrófono y presentaba brevemente el bloque dedicado a Harry Potter para comenzar su ejecución que iniciaba con la pieza “Hedwig’s Theme” dedicada a la lechuza portadora de noticias de la gran escuela de hechicería, con una tonadilla asociada ya para siempre a la saga y con un inconfundible uso de la celesta. Seguido, la melódica, armoniosa y casi bailable “Fawkes the Phoenix” dedicada a otra de las criaturas voladoras del mundo de Harry Potter, y, para terminar, el tema “Harry’s Wondrous World”, un canto a la amistad y a las aventuras que viven Harry y sus amigos, impregnado de una sonoridad que lleva la magia a todos los instrumentos de la orquesta. Magnífica interpretación de un gran bloque temático.
Llegaba el turno del bloque dedicado a “Indiana Jones”, y John Williams volvía a tomar el micrófono para primero anunciar que la próxima semana, cuando volviera a Los Ángeles, se iba a poner a trabajar en ‘Indiana Jones 5’, algo a lo que la sala respondió con un gran aplauso. También indicó que algunas personas le habían comentado si no se sentía demasiado mayor para seguir componiendo música para la saga de Indy, y si no debería dejar el testigo a otra persona, a lo que respondía “Si Harrison Ford a sus 79 años puede hacer acrobacias y montar a caballo como Indy, yo puedo componer su música con muchos menos problemas”. ¡¡Risas y aplausos del público!!
El primer tema de este bloque fue “Scherzo for Motorcycle and Orchestra from ‘Indiana Jones and the Last Crusade’”, y antes de su interpretación, Williams continuó explicando que Scherzo significa broma en italiano, y que ese era el objeto de la pieza, ya que en cierta escena de la película, con una persecución en motocicleta entre Indy y su padre por un lado y los malos por otro, la música se mueve juguetonamente de un lado a otro, con un ritmo y unos cambios frenéticos, algo que la orquesta mantuvo a la perfección en una precisa y potente interpretación. Como curiosidad, Williams también comentó antes de comenzar con la pieza que la primera vez que escuchó como quedaba en la película fue en un cine local de su ciudad, donde para su desgracia, esperaba oír la orquesta en toda su intensidad y por la contra sólo pudo escuchar el ruido de la moto y el resto de los efectos especiales. Medio en broma medio en serio, mencionó su ‘ego dolido’ de compositor, que se desquitaba programándola en concierto para disfrute de la audiencia, sin la ‘distracción de la película’.
A continuación, nos adentrábamos en la música de la delicada y deliciosa “Marion’s Theme from ‘Raiders of the Lost Ark’”, relajando el frenetismo de la pieza anterior mediante su bella melodía – una de las muchas que Williams nos ha demostrado que puede componer -, y que la orquesta supo tratar con el cariño que merece.
Ya en la recta final del concierto, llegaba el turno del bloque dedicado a “Star Wars”. Si el malvado imperio galáctico tenía una marcha que se presentó por primera vez en ‘Star Wars – Episodio V – El Imperio Contraataca (1980)’, un par de películas después, aunque en realidad fueron 35 años después, en ‘Star Wars – Episodio VII – El Despertar de la Fuerza (2015)’, llegó el momento de crear una marcha para la resistencia: “Star Wars – March of the Resistance”. Una pieza con fuerza, determinación, energía, y de marcado carácter marcial, que viene a mostrar el tesón y el esfuerzo de la resistencia para desbaratar los planes del imperio. Una estupenda interpretación de la orquesta, muy entregada, y que seguía ofreciendo lo mejor de sí misma a estas alturas del concierto, sin decaer ni un solo ápice.
Seguido y casi sin pausa, llegábamos a la suave, calmada y melódica “Star Wars – Princess Leia’s Theme” donde la dulzura de las trompas y de la flauta nos mostraban el lado más puro de la princesa. Un tema que como el propio Williams comentó al comienzo del bloque dedicado a Star Wars, había sido concebido inicialmente como un tema de amor entre Luke y Leia, pensando que en posteriores episodios podían acabar siendo pareja, para enterarse mucho después que esa relación incestuosa no sería posible.
Cuando ya habían pasado dos horas desde el comienzo del concierto, llegaba la pieza que en teoría suponía el cierre oficial del programa: “Star Wars – Throne Room and End Title”. Una pieza de una sonoridad inmensa, que pone el broche final a la primera película de la saga estrenada en 1977, y que, tras un comienzo musical ceremonial y suntuoso que acompaña a los héroes de la historia a recibir sus bien merecidas condecoraciones, se lanza con rapidez y fuerza al vacío de las estrellas, empezando con el tema principal de la saga convertido en End Title y aglutinando de muchos de los motivos más conocidos de su banda sonora. Un grandioso final, para un grandioso concierto.
Pero como era de esperar, el público no se iba a marchar sin recibir algún bis, así que una fuerte ronda de aplausos y una ovación de toda la sala en pie hizo salir al maestro John Williams, quien sonrientemente señalaba con las manos a los asientos y a las gradas superiores, mientras se podía leer como sus labios pronunciaban un sentido “Thank You”. Cogiendo el micrófono, dio paso a Anne-Sophie Mutter, a quien agradecía su disposición por haberse prestado a interpretar dos bises adicionales que degustaríamos a continuación.
El primero, y para mantener la continuidad con el bloque recién terminado, fue “Star Wars – Across the Stars”, el tema de amor entre Anakin y Padme presentado en ‘Star Wars – Episodio II: El ataque de los clones (2002)’, con un arreglo especial para violín que fue estrenado en el álbum conjunto de Williams-Mutter del mismo título publicado en 2019. Un tema sublime que adquiere una nueva dimensión con el violín solista, cuya sensibilidad y carácter bordó Anne-Sophie Mutter.
A continuación, llegó el segundo bis, el duelo de cuerdas y arcos entre la violinista y la orquesta con “The Adventures of Tintin – The Duel”, un tema que ya sonó en el concierto de Viena de 2020, y que fue interpretado con maestría y precisión por ambas partes, dando lugar a ciertos momentos divertidos durante el duelo sonoro.
Williams y Mutter dejaban el escenario tras un gran aplauso y la orquesta permanecía de pie en sus puestos mientras el público insistía en sus ovaciones. Cuando parecía que esto iba a ser todo, llegaba la sorpresa. El maestro volvía al escenario de nuevo a recibir las muestras de gratitud del público y acto seguido, cogía la batuta y se subía al podio sin mediar palabra y sin presentar el tema que iba a sonar. Unos pocos segundos fueron suficientes para descubrir que la pieza era la magnífica y evocadora “E.T. The Extra-Terrestrial – Flying”, una delicia que el maestro dirigió de memoria, sin partitura.
Terminada la pieza, y a estas alturas del concierto, con dos horas y media de función a nuestras espaldas, seguíamos aplaudiendo a rabiar, aunque nos dábamos por satisfechos y pensábamos que esto sería el final… pero estábamos equivocados. Si no te fijabas bien, era fácil pasar por alto que John Williams, que continuaba en el escenario, hablaba con miembros de la orquesta, como si estuviera pidiendo confirmación. Tras asentir éstos con la cabeza, se volvió a subir al podio para sorpresa de todos los presentes y arrancó con “Star Wars – The Imperial March (Darth Vader’s theme)”, correspondido con una gran ovación y una expresión de emoción de la sala.
Una pieza poderosa, intensa y con gran energía, que exprime al máximo la potencia de la orquesta, en especial de la fabulosa sección de metales, que ofreció una intensidad y una pureza sonora encomiable, especialmente teniendo en cuenta el desgaste que había supuesto la gran labor realizada hasta el momento. Curiosamente Williams también dirigió esta pieza de memoria, sin partitura, algo que no debería de ser de extrañar, habida cuenta que suele ser cierre habitual de los conciertos en los que coge la batuta.
Terminaba así un gran concierto de algo más de dos horas y media de duración, donde John Williams demostraba una vez más que ya no tiene nada que demostrar. Es capaz de llenar sin esfuerzo salas de conciertos con su música y su presencia, y grandes orquestas con una marcada tradición clásica, como la Wiener Philharmoniker o la Berliner Philharmoniker, lo adoran. Esto es algo que pudimos constatar sin lugar a dudas en Viena, tanto por ser su segunda visita en 2 años, como por la cara de satisfacción que se podía ver en más de un miembro de la formación (y esperemos que muy pronto podamos ver esas mismas expresiones de satisfacción en la Filarmonica Della Scala de Milán).
La música de cine ya se ha abierto un hueco en las salas de concierto más prestigiosas del mundo, y ha venido para quedarse. En buena parte, esto es gracias al maestro John Williams, que lo ha hecho posible tanto con su prolífica obra cinematográfica y su continua insistencia en dirigirla en concierto año tras año, como con su incansable tesón para hacer que esta música sea accesible a todo el mundo a través de las múltiples ediciones oficiales de sus partituras, que dan lugar a infinidad de conciertos en todo el mundo.
Cada concierto que John Williams dirige es un regalo que nos ofrece un venerable anciano de 90 años, quien, a su edad, sigue siendo capaz de estar más de dos horas de pie frente a una orquesta sin que le tiemble el pulso. Creo que no tendremos nunca suficientes palabras para agradecerle semejante entrega y dedicación, pero sirvan estas líneas para empezar con ello: “¡Muchas gracias, Maestro John Williams! ¡Si usted sigue dirigiendo, nosotros seguiremos acudiendo a verle!”
Artículo escrito por Gorka Oteiza
Fotos por Marc Escauriaza y Gorka Oteiza