Concierto ‘John Williams, para siempre’ – Breve comentario y fotos
Anoche, la Orquesta Sinfónica del Vallès – OSV dirigida por el compositor Marc Timón, con la participación de la pianista Gloria Cheng, interpretaron en el Palau de la Música de Barcelona un concierto homenaje al maestro John Williams titulado ‘John Williams, para siempre’.
A continuación, os dejamos un breve comentario del concierto y algunas fotos de la mano de Gorka Oteiza.
NOTA: Pronto publicaremos un artículo completo de la velada, al que seguirán sendas entrevistas que tuvimos con Gloria Cheng y Marc Timón, en exclusiva para SoundTrackFest.
EL CONCIERTO
Dos horas de música de John Williams y Marc Timón, casi a partes iguales, inundaron anoche el monumental y espectacular recinto del Palau de la Música Catalana en Barcelona.
Ya hablaré en otro momento del majestuoso edificio, patrimonio de la humanidad, que hace volar la imaginación más allá de las piezas que están siendo interpretadas, complementando y potenciando su efecto sensorial. Hoy, toca centrarse en la música…
Me gustaría destacar en el programa de anoche las dos obras de concierto que pudimos disfrutar en exclusiva: el “Preludio y Scherzo para piano y orquesta” de John Williams, en estreno Mundial y Europeo respectivamente, y el homenaje a John Williams compuesto por Marc Timón “The Beacon”, también en estreno mundial.
El ‘concierto para piano y orquesta’ -si se me permite la expresión-, ya tenía un primer movimiento estrenado en 2014, el Scherzo, y era ahora complementado con un Preludio, que se estrenaba mundialmente en Barcelona, coincidiendo con la celebración del Día Europeo de la Música: 21 de junio.
La obra de Williams ganó en desarrollo y serenidad al añadir el Preludio como introducción al Scherzo, y pudimos ver cómo el piano dialogaba calmada pero intensamente con la orquesta, para llevarnos a un Scherzo algo duro por momentos y algo agresivo, en el que encontramos pasajes en los que se podían atisbar los trazos sinfónicos tan característicos de las composiciones de Williams. Estupenda interpretación de Gloria Cheng, dejándonos con ganas de saborear más de su arte y maestría al piano, ya que éste fue el único momento del concierto en el que participó.
La obra compuesta por Marc Timón expresamente para este concierto “The Beacon”, fue un sentido homenaje a John Williams, haciendo referencia a la función de “faro que guía el camino” que ha cumplido el maestro para tanta gente. La pieza, de unos 12 minutos, ofreció un desarrollo temático y melódico muy agradable, donde se pudieron ver guiños y homenajes a Williams, pero manteniendo el estilo propio de Timón. Un tributo a la obra cinematográfica de Williams, y a todas esas memorias y recuerdos que nos evoca escuchar su música.
Los tres bloques de las bandas sonoras de Marc Timón: Witches, Coliseum y The Little Wizard, cada uno dividido a su vez en tres movimientos, fueron un soplo de aire fresco orquestal, con una variedad de pasajes melódicos, de acción, mágicos, románticos, grandiosos o íntimos según el momento, que ofrecieron música muy poco escuchada en directo y de una gran calidad sinfónica.
El punto flojo de le velada fue quizás el último bloque dedicado a las bandas sonoras más conocidas de Williams: Harry Potter, Schindler’s List, Jurassic Park, ET y Star Wars. Una orquesta, y especialmente una sección de metales, que se hubieran beneficiado de un descanso en un concierto que duró 2 horas sin pausa, abordaron un bloque final un tanto irregular. En él podríamos destacar la estupenda interpretación de la ‘Lista de Schindler’ o un ‘Parque Jurásico’ muy convincente, salpicados a la contra por un ‘Tema de Leia’ con un final demasiado abrupto, o una suite de ‘Harry Potter’ un poco desconcertante a veces, aunque agradable en conjunto.
Los aplausos del público fueron respondidos con un bis: ‘Indiana Jones – Raider’s March’, con unos metales ya al límite, aunque muy bien arropados por la orquesta; una orquesta entregada bajo la batuta de un Marc Timón muy preciso, que controló el escenario en todo momento, y que brilló con luz propia como director y como compositor, al lado de un gran maestro como es John Williams.
En resumen, una velada que, a pesar de cómo se desarrolló la recta final, ofreció un programa de altísima calidad, complejo de interpretar, variado, y poco habitual; no todos los días se tiene la oportunidad de presenciar el estreno mundial de una obra de John Williams.
Salir airosos no era tarea fácil, pero la OSV y Timón lo consiguieron, y un Palau de la Música a rebosar fue testigo de ello.
Artículo y fotos por Gorka Oteiza
