MOSMA 2023 – Resumen festival
Movie Score Malaga – MOSMA celebró su 8ª edición este verano (leer más) y nuestra compañera Reme Díaz nos trae en su extenso y detallado artículo, un fabuloso resumen de lo que allí se vivió.
MOSMA 2023. Una Resiliencia Alucinante
Del 13 al 16 de julio se celebró la octava edición del MOSMA (Movie Score Malaga) organizado por Málaga Procultura (Festival de Málaga) y el Ayuntamiento de Málaga. Las fechas, una semana después de lo que venía siendo habitual, han generado este año cierta controversia, sobre todo para los aficionados a este tipo de eventos, puesto que ha coincidido con otro gran evento de música de cine, Fimucité, y multitud de eventos similares tanto en Málaga como en alrededores (conciertos de Andrea Morricone en IconicaFest, Ludovico Einaudi en Starlite, etc.). Cierto es que aunque las fechas se anunciaron con antelación, el programa no fue revelado hasta apenas un mes antes de la celebración del festival, siendo este anuncio importante a la hora de programar la agenda ya no solo de los malagueños sino, sobre todo, de las personas que habitualmente asisten a MOSMA desde diferentes lugares de España e incluso de otros países.
Además, a priori, esta edición tampoco reportaba un gran atractivo para aquellos aficionados a la música de cine menos expertos puesto que, excepto la presencia de Diane Warren, no se anunció ningún compositor o compositora especialmente famoso o con gancho como ocurriera en otros años con Trevor Jones, John Powell, Roque Baños o Gustavo Santaolalla. Ni siquiera se confirmó asistencia de David Arnold, que no pudo acudir en la pasada edición a pesar de estar previsto y que algunos esperábamos que pudiera sorprendernos este año con su presencia.
No queremos decir con esto que los invitados hayan sido de menor categoría, puesto que durante el festival se ha demostrado con creces que el talento y el buen hacer no tiene por qué ir acompañado siempre de gran fama, premios o reconocimiento. Es más, para los que somos grandes seguidores de las bandas sonoras, la asistencia de Simon Franglen, Murray Gold o Natalie Holt nos hacía especial ilusión, pero quizá pasara algo más desapercibida para el público general.
Dicho esto, repasemos uno a uno los conciertos de esta octava edición de MOSMA.
Un concierto terroríficamente bueno
Si bien el día anterior se pudo disfrutar de un “aperitivo” en forma de documental, Coda, proyectado en el Cine Albéniz de la capital como contrapunto al homenaje que se le rendía en esta edición a Ryuchi Sakamoto, el telón del Teatro Cervantes se levantó el jueves 13 de julio con el concierto de apertura, Un cuento gótico de terror. El terror en la música de cine. La música de Richard Band, The Newton Brothers y el Fantaterror, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Málaga (OSM) y el Coro de Cámara de Granada.
El programa, variado y muy bien estructurado, comenzó con una muy bien hilada suite sobre temas muy conocidos de series de terror y fantástico como Los límites de la realidad, Dimensión desconocida, Alfred Hitckcock presenta, Cuentos desde la cripta o Cuentos asombrosos, dirigida magistralmente por Arturo Díez Boscovich. Sin duda fue la suite más reconocida de una noche en la que le seguirían títulos menos conocidos por el público menos “experto” en el género. La OSM sonó muy bien durante todo el concierto, al igual que el Coro de Cámara de Granada, si bien las voces masculinas no destacaban tanto como las femeninas.
Otro punto a mejorar durante todo el festival fue la puesta en escena y el apoyo visual, con unas presentaciones algo toscas donde se repetían en bucle imágenes fijas de las películas e incluso a veces dejando sin acompañar con dichas imágenes como ocurrió al final de Cuentos asombrosos. Creemos que un festival de esta envergadura debe cuidar mejor los aspectos de iluminación y de escenografía, como ha hecho en otras ocasiones, sobre todo en conciertos como este donde se prestaba más a una ambientación más acorde al género de terror. Eso sí, nos pareció buena idea tanto la introducción de los nombres de los intérpretes y directores de orquesta como la de cada tema en pantalla, aunque el tamaño de los rótulos fuera muy pequeño y no se leyera con facilidad en las últimas butacas.
El maestro Boscovich dio paso a otro habitual colaborador de MOSMA, Joan Martorell, que presentó la suite dedicada a la música de The Newton Brothers, una apuesta que sorprendió a muchos por su versatilidad, desde el tema de Doctor Sueño, La maldición de Hill House o El club de la medianoche, pasando por la espectacular música para Misa de medianoche, donde el coro interpretó a capela un largo pero conmovedor cántico estilo eclesial, y el estreno mundial de The Fall of the House of Usher, que volvió a poner ritmo a esta segunda suite.
La grandiosa y épica obra de Luc Suárez para la película La Monja, que casi pudimos ver completa en las imágenes que se proyectaron durante el concierto, nos dejó inmersos en una mezcla entre terror y drama, como bien nos comentó Martorell en la presentación del tema.
La cuarta suite, orquestada por Javier Bayón (presente en el escenario para los efectos sonoros que acompañaron esta pieza), estuvo centrada en el Fantaterror, un subgénero español entre el fantástico y el terror surgido a finales de los 60 y 70. Es por ello que ha sido muy complicado encontrar partituras para este concierto, de modo que, como el propio Joan Martorell nos explicó, ha supuesto un laborioso trabajo de búsqueda y de adaptación de composiciones, a menudo solo de oídas, que podrían haber quedado perdidas si no se rescataran para eventos como MOSMA.
El punto emotivo llegó antes de la suite, con un sentido homenaje a la figura del desaparecido director y realizador Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador, proyectando un fragmento de un programa donde expresaba la gran amistad, casi hermandad, que tuvo con el compositor Waldo de los Ríos, creador de la música de casi toda la obra de Chicho para cine y televisión, y nos transmitió, como solo él podía hacer, esa fascinación por el género cuya música íbamos a escuchar a continuación.
Tras el chirriar de puertas y el horripilante grito de Historias para no dormir, escuchamos piezas del gran Antón García Abril (Dr. Jekyll y el hombre lobo, La noche del terror ciego y La noche de Walpurgis, donde el coro quedó algo deslucido por el sonido), Alfonso Santisteban (El asesino de las muñecas) y, como no, Waldo de los Ríos con sus composiciones para ¿Quién puede matar a un niño? (precedida de esas voces infantiles pero sobrecogedoras entonando la conocida nana de la película) y la melódica, pero a la vez inquietante y misteriosa La Residencia. Al finalizar la suite, Chicho volvió a aparecer en pantalla para despedirse de nosotros “hasta siempre”.
Arturo Díez Boscovich regresó para dirigir esta vez la suite de una de sus obras, Urubú, secuela de la película ¿Quién puede matar a un niño?, dirigida por Alejandro Ibáñez, hijo de Chicho, de modo que quedó perfectamente conectada con la anterior suite. Con una dirección enérgica y una magnífica interpretación por parte de la OSM, fue uno de los momentos apoteósicos de la velada, donde destacó la fuerza y el torrente de voz de la soprano Berna Perles.
La noche acabó con otra inquietante suite orquestada por Javier Bayón, esta vez de la música de uno de los invitados de esta edición, Richard Band, que recogió el Premio Maestro de manos del Maestro Díez Boscovich, agradeciendo a España el haberle dado la motivación para comprar una guitarra y empezar a componer cuando, de pequeño, asistió a un espectáculo flamenco en nuestro país. También a nosotros nos sirvió este concierto para inspirarnos y recobrar energías para lo que serían cuatro noches mágicas de música de cine.
VÍDEO: Richard Band Horror Suite – MOSMA 2023 (21m 24s):
Una sección musical al final de un movimiento, a modo de epílogo
Así puede definirse en música la palabra Coda, título del documental de 2017 en torno a la figura de Ryuichi Sakamoto, nunca mejor expresado para lo que íbamos a vivir en el concierto. Y es que la segunda jornada de MOSMA ha vuelto a traer, por tercer año consecutivo, un tributo a un compositor recién fallecido. A Ennio Morricone y Vangelis, le ha seguido, por desgracia, el genial Sakamoto, que nos dejó el pasado mes de marzo.
El concierto no siguió un hilo cronológico sino narrativo, intercalando fragmentos del documental que aportaban más significado e incluso emoción a lo que íbamos a escuchar sobre el escenario del Teatro Echegaray, de la mano de la Movie Score Málaga Assemblé Orchestra. Se trataba de diferentes reinterpretaciones de temas del compositor japonés, algo que quizá podía chocar con aquel público purista que quisiera escuchar piezas como El último emperador o El cielo protector con la grandiosidad de una orquesta sinfónica. Sin embargo, nos atrevemos a decir que este concierto, producido por Sergio de la Puente, fue de lo mejor de este año en MOSMA.
El lleno del patio de butacas ya indicaba una gran expectación, pero la sorpresa comenzó con los primeros acordes de la primera suite que englobaba los temas de Snake Eyes, El Pequeño Buda y Hoshi ni natta shônen. La canción estilo anime de ésta última, interpretada con gran solvencia por Carmencita Calavera, animó a todos los presentes que, alentados por Javier Bayón a los teclados, no dudaron en hacer palmas para acompañar a la orquesta y al resto de músicos, entre los que reconocimos a la directora de orquesta Isabel Rubio a la percusión o a Luc Suárez a la guitarra eléctrica. En este sentido, hubo un pequeño cambio en los intérpretes, ya que el bajo eléctrico y contrabajo no estuvo a cargo de Pablo Florido.
Continuamos con Tacones Lejanos, arreglada por Xavi Capellas, que acompañó al piano a los seis componentes de la orquesta, dirigidos por Joan Martorell. Una apuesta muy original que aportó a la película de Almodóvar un sonido similar al habitual de Alberto Iglesias pero con ese toque del lejano oriente.
Martorell fue el encargado de hacer los arreglos para la suite que unió Tong Poo con El último emperador, que sonó espectacular, con una versión que fue in crescendo desde la música más experimental de la primera hasta el más cañero de la segunda. Una agradable sorpresa escuchar este tema tan conocido con esos sonidos tan nuevos y que a la vez le quedaban como un guante.
A la magnífica suite de El Renacido, arreglada por Luc Suárez y con una mezcla de instrumentos clásicos y sonidos programados (a cargo de Javier Bayón sobre el escenario) le siguió una versión minimalista y con toques de jazz de El cielo protector, arreglada e interpretada al piano por Nani García.
Y continuando con sonidos minimalistas, como era seña de identidad de Sakamoto en tantos de sus trabajos, llegó el turno de Minamata cuya interpretación al piano de la mano de Josué Vergara nos dejó sobrecogidos. Y es que siendo una de sus últimas bandas sonoras pareciera que esta era ya la despedida. Pero entonces, un joven Ryuichi aparece en la pantalla, hablando con toda la energía de la juventud y las dudas del comienzo de una carrera que ni él imaginaba que fuera a significar tanto para tantas personas. Una energía vital que, a veces en forma de estruendo por la euforia de la creación y otras en forma de introspección, quedó reflejada en la última suite de la velada, la esperada Feliz Navidad, Mr. Lawrence, que comenzó de modo enérgico con Bayón a la batuta, animando de nuevo al público a aplaudir, y continuó con Martorell dirigiendo un final que, sin tener mucho que ver con la súper conocida melodía de la película, levantó a todos del asiento para regalar la primera gran ovación del festival.
Sergio de la Puente se dirigió a los espectadores para agradecerles la asistencia al concierto y a la orquesta y compositores por hacer posible las suites del concierto, dando paso al bis, que fue de nuevo al tema Hoshi ni natta shônen y que volvió a animar al público.
Para culminar la velada, un epílogo donde Sakamoto reflexionaba con su piano sobre esas notas que permanecen hasta que desaparecen en el ruido ambiental y el concepto de la eternidad. Aunque quizá hubiera sido mejor proyectarlo antes del bis, ya que el ánimo estaba alto e incluso algunos asistentes empezaban a abandonar sus butacas cuando comenzó la proyección, fue una buena forma de finalizar el concierto. Para nosotros, igual que esa nota que se convierte en eco antes de desaparecer, la obra de Ryuichi Sakamoto permanecerá eterna en nuestro recuerdo.
Un viaje alucinante
La tercera jornada del MOSMA nos llevó por Un viaje alucinante por la música de cine y televisión del género fantástico en un épico concierto que en esta ocasión sí obtuvo un lleno de asistencia de público en el Teatro Cervantes. Y es que, para muchos, el sábado era el día perfecto si solo podían acudir un día al festival, ya sea por ser fans de Doctor Who, por tener la oportunidad de escuchar música de sus películas y series favoritas, o por poder descubrir bandas sonoras de compositoras emergentes como Natalie Holt o premiados como Simon Franglen. Eso sí, esta vez ninguno de los compositores subió al escenario, ni para dirigir ni para saludar al público, hasta el final de la velada, de modo que solo pudimos verles en el patio de butacas durante la interpretación de sus piezas.
El concierto, interpretado de nuevo por la Orquesta Sinfónica de Málaga (OSM) y el Coro de Cámara de Granada, estuvo dirigido por la elegante y expresiva Isabel Rubio, que también ejerció de maestra de ceremonias presentando cada suite con mucha simpatía y complicidad con el público, como nos tiene acostumbrados desde hace varios años en el MOSMA.
La primera suite, orquestada por los Hermanos Ferrando, se basó en conocidos temas de música de películas y series del género fantástico y ciencia ficción como Star Wars (John Williams), Star Trek The Next Generation (Jerry Goldsmith), Flash (Queen), The Orville (Bruce Broughton), The Mandalorian (Ludwig Goransson) o Guardianes de la Galaxia (Tyler Bates). Precisamente estos dos últimos fueron excesivamente breves en comparación con el resto, aun siendo de las más esperadas. Además, el coro apenas pudo escucharse en esta suite, perdiendo la fuerza que sí tuvo la orquesta en piezas como Farscape (Guy Ross). Esta incidencia se resolvió en parte en el resto del concierto, pero ciertamente no pudimos disfrutar del potente y magnífico coro al 100% en toda la jornada.
La segunda suite, con arreglos de Javier Bayón, estuvo dedicada a la obra de ciencia ficción y fantástico de Richard Band, a diferencia de la obra de terror que disfrutamos el primer día del festival. Sin duda un magnífico compositor, menos conocido para el público general pero que con obras trepidantes, misteriosas y, por qué no, melódicas como Metalstorm, Robowarrior o Explosión galáctica (The Day Time Ended) nos ha demostrado que hay películas de serie B cuya música es siempre de “serie A”. En esta suite, por desgracia, volvimos a percibir que las presentaciones en la pantalla no estaban a la altura del concierto ni del festival, repitiendo pantallas e incluso rotulando por error Dragonworld como El hombre de hielo (Ghost Warrior), que se interpretó después. De nuevo, creemos que son detalles a cuidar en eventos de esta envergadura.
Proseguimos con la parte dedicada a una de las invitadas especiales de este año, la compositora Natalie Holt, con dos increíbles suites de sus obras más conocidas para televisión, en concreto para las series Loki y Obi Wan Kenobi, que se escucharon en directo como estreno mundial. La originalidad al utilizar instrumentos como las Ondas Martenot, combinó a la perfección con sonidos operísticos, majestuosos y dramáticos en la parte dedicada a Loki, dando paso a una obra más contenida pero con muchos matices en Obi Wan, quizá debido a que, como ella mismo reconoció en el encuentro con aficionados el domingo, no solo tuvo menos libertad para crear la banda sonora sino que tenía que integrar el tema principal (que sí compuso John Williams por voluntad propia, puesto que era el único gran protagonista de la saga que no contaba aún con tema propio), dando eso sí como resultado una banda sonora a la altura de Star Wars. Un lujo poder viajar con su música por mundos paralelos y galaxias muy lejanas.
Ya enfilando la mitad del concierto llegó el turno de la suite de Doctor Who, cuyo compositor para las temporadas 1 a 10, Murray Gold, estuvo presente en el teatro con su simpática y adorable familia. Sin duda uno de los momentos más esperados de la noche para los numerosos fans de esta longeva serie, que no dudaron en vitorear en la presentación del bloque y que animaron para inundar el Teatro Cervantes de una gran ovación al finalizar la pieza. Y es que nos puso a todos los pelos de punta escuchar en directo esta selección con piezas como, por supuesto, el tema principal (compuesto originalmente en 1963 por Ron Grainer) o temas tan vibrantes como I Am The Doctor. En esta extensa e intensa suite sí brillaron, además de la OSM, tanto el coro como la maravillosa solista Alba Moreno Chantar, que ya colaborara en la pasada edición de MOSMA en el concierto dedicado a Harold Faltermeyer.
Antes de llegar al final, el director de Málaga Procultura, Juan Antonio Vigar y el director de contenidos del festival, David Doncel, hicieron entrega del Premio MOSMA Maestro a Carlos Colón y a José María Mellado, éste último no presente en el teatro por motivos de agenda. Vigar comenzó reconociendo que este premio debía haberse entregado en la primera edición del MOSMA, recogiendo así el testigo de los festivales de música de cine que estos veteranos organizaron durante décadas en Sevilla, y que sirvieron de precedente a eventos como este. Doncel también quiso homenajear a Carlos Colón por inspirar la creación de festivales como el de Úbeda en 2005, que sembraron la semilla del actual MOSMA.
Por su parte, Carlos Colón nos emocionó a todos comentando cómo recordaba él su vida pasar como si estuviera en un palco de un teatro, acompañado siempre de un amor incondicional a las bandas sonoras. Reivindicó el respeto y el valor de este tipo de música y de poder disfrutarla, no necesariamente como versiones sinfónicas sino como fueron concebidas para el cine o la televisión. “Una música que dice lo que ya sabemos pero no comprendemos aún”– recalcó. Con sus palabras enamoró al público que, como él reconoció, puede con este tipo de eventos cumplir tres premisas, que no se suelen dar a priori en este tipo de música si no son interpretadas en directo: una música que debe ser interpretada en vivo sobre un escenario, que debe ser escuchada por una audiencia y compuesta por unos compositores que deben ser aplaudidos.
Tras un largo y sentido aplauso por parte de los asistentes, acabamos el programa con la suite de Avatar 2: El sentido del agua, del compositor Simon Franglen, otro de los invitados especiales presentes entre el público, no sin antes recordar a su mentor, el compositor James Horner, fallecido en 2015. Una exigente y brillante suite de aproximadamente quince minutos de duración, donde se resumió toda la música de esta secuela de Avatar. Esta vez sí estuvo acompañada de imágenes de la propia película a pantalla completa (que esperamos todos hubieran visto para no desvelar ningún spoiler), brillantemente sincronizada con la interpretación de la orquesta. La suite nos demostró cómo el compositor ha sabido retomar la obra compuesta por su predecesor, Horner, inspirándola en los temas principales ya creados por éste y, a su vez, aportándole mayor grandiosidad y dramatismo, combinando estoicas melodías sinfónicas con otras reminiscencias étnicas más minimalistas.
Por último, después de un emotivo (y merecido) agradecimiento de Isabel Rubio tanto a la OSM como al Coro de Cámara de Granada, a compositores invitados y a aquellos que han hecho posible los arreglos y orquestación de esas cinco suites que sonaron en el concierto, nos regalaron dos bises más: el primero, con arreglos de Javier Bayón, el estreno de la película de este mismo año The Primevals (con música de Richard Band) y el segundo, una repetición del tema I Am The Doctor de Doctor Who, dejando el listón muy alto en un final apoteósico que arrancó de nuevo una gran ovación para un espectacular concierto que no queríamos que acabara.
Tarareando las canciones de nuestra vida
Es costumbre de MOSMA sorprendernos con algún concierto fuera de lo común, a veces en más de una ocasión. El concierto de clausura dedicado a Diane Warren fue un ejemplo de evento que sorprendió a todos, incluso a aquellos que tenían recelos sobre si encajaría un programa dedicado solo a canciones, algunas de ellas no de cine sino más bien de música pop, en detrimento de un gran concierto sinfónico. Pues bien, para ellos y para todos los que volvieron a llenar el Cervantes, la despedida de esta octava edición del festival disipó cualquier género de dudas.
Después de un vídeo introductorio de la figura y la obra de Diane Warren, la primera alegría fue reencontrarnos con la periodista Isabel Vázquez, a la que echamos de menos en los encuentros entre compositores y aficionados (mejorando lo presente, claro) y que demuestra siempre su gran profesional y tablas en el escenario, por no decir su simpatía y complicidad con el público. Isabel dio la bienvenida a Diane, algo que se fue repitiendo durante la velada para presentar algunos de los fragmentos del concierto. Al menos aquí sí pudimos disfrutar de la homenajeada en persona, sobre el escenario, a diferencia del resto de conciertos.
Casi veinte minutos después, comenzó a sonar ya la música de la mano de la Orquesta Larios Pop del Soho y su director, Arturo Díez Boscovich, muy bien acompañado del coro MOSMA Voices, integrado por componentes de Gospel It (que ya colaboraron en la pasada edición en el concierto de clausura dedicado a Marc Shaiman). La iluminación del escenario fue algo más acorde a un concierto pop y además, el patio de butacas se mantuvo a media luz en casi todo el evento, de modo que se creó más conexión entre el público y los intérpretes, algo que nos gustó especialmente.
El programa no siguió estrictamente el orden publicado, comenzando por la canción Because You Loved Me, de la película Íntimo y Personal, magistralmente a cargo de la solista Lorena Calero, que comenzó solo a piano y voz para ir in crescendo con la orquesta y el coro hasta el final. Los temas pertenecientes a bandas sonoras se mezclaron con éxitos pop creados por Diane como el ochentero Rhythm of the Night, que interpretó Adriana Rogan con un potente torrente de voz y una increíble soltura y fuerza en el escenario, alentando al público a aplaudir y participar en todo momento. Precisamente, no fue habitual ver a las solistas moverse demasiado por dicho escenario al estar la mayoría de ellas “ancladas” al atril, donde tenían las letras de las canciones, durante la mayor parte de su interpretación (excepto en este caso y en la actuación de Sonia Villar). Esto nos sorprendió un poco, sobre todo viniendo de esas extraordinarias cantantes y actrices de un altísimo nivel y acostumbradas al teatro musical. Suponemos que precisamente por esa exigencia al estar preparando diversas obras en la actualidad necesitaron esa pequeña ayuda con las letras, si bien este matiz no tuvo mayor importancia al verse superado con creces por la ya mencionada profesionalidad y espectacular interpretación de todas y cada una de las solistas.
Seguimos disfrutando de un medley de dos temas que interpretara en su día LeAnn Rimes, a cargo esta vez de Noelia Franco: Can´t Find The Moonlight, para la banda sonora de El Bar Coyote y How Do I Live que apareció en Con Air. Con un ritmo algo más rápido el primero, Noelia comenzó algo tímidamente para terminar descargando toda su fuerza y voz al final de esta mezcla.
Lorena Calero volvió al escenario, con cambio de vestuario más rockero incluido, para cantar el éxito de Cher Turn Back Time, donde también animó al público a aplaudir y que contó con el coro MOSMA Voices de fondo interpretando otro de los temazos de Warren, How Can We Be Lovers, de Michael Bolton. La unión de estas canciones fue un acierto, aunque a veces resultó algo estruendoso el sonido de orquesta, coro y solista a la vez.
La peculiar voz de Marta Ribera nos trajo I Don’t Wanna Miss a Thing, de la película Armagedón, muy gestual y sin coros, con una orquesta que no se pudo escuchar al final puesto que, como mera anécdota, la cantante abandonó el escenario al acabar su interpretación, antes de finalizar la parte instrumental, y los aplausos taparon los últimos acordes del tema. Después de disfrutar de nuevo con la presencia de Lorena Calero para el tema Only Love Can Hurt Like This -donde ésta demostró sus dotes para el teatro musical-, Marta Ribera volvió para poner voz al tema Til it Happens To You. Compuesto por Diane Warren y Lady Gaga y perteneciente al documental The Hunting Ground, Warren obtuvo una nominación más a mejor canción original en los Premios Óscar de 2016.
Y es que, como ella mismo contaba en el escenario, acumula catorce nominaciones que son como premios ganadores (que sí recibió por cierto como Óscar Honorífico en 2022, siendo a la única compositora de canciones a la que se lo han concedido hasta la fecha), ya que reconocía que es muy complicado que elijan cinco canciones para ser nominadas y eso, ya es un mérito para sentirse satisfecha.
Seguimos con la canción I Will Get There, un tema que comenzó con el coro y Adriana Rogán a capela para ir in crescendo hasta llegar a un final épico y espectacular que nos puso los pelos de punta, aunque no menos que el siguiente tema, Io sì, interpretado por la soprano Alba Moreno Chantar como si de una gran ópera se tratara, con un estilo propio que no desmerecía a la original interpretada por Laura Pausini, ganadora de un Golden Globe en 2020.
Llegó el turno del R&B con Sonia Villar para traernos un medley de dos temas de Tony Braxton, Spanish Guitar y Un-break My Heart, que quizá al principio se quedó algo deslucido en comparación con las dos grandiosas piezas anteriores, pero que fue ganando poco a poco fuerza para acabar con un dueto apoteósico entre Sonia y, de nuevo, Alba Moreno.
Prueba de este cúmulo de interpretaciones magistrales fue el comentario de Diane Warren al volver al escenario, y que Isabel Vázquez le enseñó a pronunciar en español: “¡Jo*, impresionante!”. Y eso que, después de que Noelia Franco nos interpretara también de menos a más el tema Journey y que Adriana regresara para traernos los ritmos latinos de Fire Inside, aún quedaba el plato fuerte de la noche.
Se trataba de la aparición estelar de la cantante Sofía Carson, que acompañada por la mismísima Diane Warren al piano (y por los vítores y aplausos del entusiasmado público), replicó la actuación que ofrecieron en la última edición de los Premios Óscar de 2023 con Applause, de la película Tell It Like A Woman, siendo ésta la más reciente nominación de Diane Warren a Mejor canción original de los premios de la Academia de Hollywood. Sofía, que se mostró simpatiquísima y cómplice con Diane y el público, copió incluso su presentación a Diane y el breve mensaje dedicado a todas las mujeres (en consonancia con la letra de la canción) que incluyó en la ceremonia de los Óscar, esta vez en español, y nos emocionó con su cálida y poderosa voz unida a la del coro MOSMA Voices.
Antes de finalizar, Antonio Banderas subió al escenario para hacer entrega del Premio MOSMA Maestra a la homenajeada, causando furor entre los asistentes y protagonizando una de las anécdotas de la noche puesto que, al entregar el premio, Diane se marchó a recoger el micrófono y Antonio pensó que se había ido y dejó el escenario, volviendo poco después entre risas y con humor al darse cuenta ambos del malentendido. Precisamente creemos que el tirón de Banderas y de su equipo (la orquesta, solistas y director forman parte del elenco de su Teatro del Soho-Caixabank en Málaga) ayudó al éxito del concierto, tanto por asistencia de público como por la calidad de los intérpretes.
Nos faltaba aun así un último y muy esperado tema: el hit de 1988 Nothing’s Gonna Stop Us Now, que interpretó Starship para la película Maniquí y que le valió a Warren, de hecho, su primera nominación al Óscar, por lo que cerraba perfectamente el círculo de este concierto. Para esta canción, todas las solistas, junto al cantante Franc Luna, la propia Sofía Carson y Antonio Banderas -que se unió improvisadamente al espectáculo-, entonaron la canción con un clima de “final de fiesta” que provocó algún que otro lío de micrófonos y turnos para cantar las estrofas, algo que no restó al público ganas de cantar, bailar, aplaudir y pasarlo estupendamente.
La impresión al salir del concierto fue de éxito total, a pesar de que tuviera más o menos conexión con el típico concierto de festival de música de cine al que estamos acostumbrados y que, por otra parte, también echamos algo de menos. De este modo, MOSMA nos ha demostrado una vez más esa resiliencia alucinante de la que hace gala cada año y que, esperemos, nada pueda pararle ya.
Artículo por Reme Díaz
Fotos por Rafa Melgar
