Ennio Morricone – Bilbao 2019 – Resumen concierto
El sábado 4 de mayo el Maestro Ennio Morricone pasó por Bilbao con el primero de los tres conciertos que ofrecerá en España (uno en Bilbao el 4/5 y dos en Madrid el 7 y el 8/5), de la última gira que está llevando a cabo en Europa antes de retirarse del circuito de conciertos.
A continuación os dejamos el relato de la velada de la mano de dos colaboradores de SoundTrackFest: Felipe Múgica y Carmen Ruíz, aderezados con las fotos sacadas por Gori Martínez. ¡Tres puntos de vista, mejor que uno!
ENNIO MORRICONE EN BILBAO - 2019/05/04 - por CARMEN RUIZ
Que Ennio Morricone haya venido a Bilbao en su gira final de conciertos ha sido todo un privilegio que cualquier amante de las bandas sonoras y de la música en general no podía dejar pasar. El maestro cuelga la batuta y esto es una despedida. Pero una despedida a lo grande. A su altura.
Cabe mencionar antes que nada que el recinto (el Bizkaia Arena dentro del Bilbao Exhibition Center – BEC) no es el más apropiado para un concierto sinfónico. La conducción del sonido no solo no es la adecuada, sino que ni siquiera es medianamente aceptable. Es necesario, por tanto, amplificar el sonido para que los que estén sentados más lejos del escenario puedan oír algo, y esto invariablemente causa malas pasadas que en ningún caso son responsabilidad de los músicos. Hubo algunas estridencias principalmente en trompeta y flauta, una reverberación bastante desagradable, y momentos en que el sonido de los instrumentos tapaba la voz de Dulce Pontes. Pero esto es música en directo y estas cosas pasan. Estamos ante el Coro Talía, la orquesta Roma Sinfonietta y dirige Morricone. La calidad está asegurada. Dos pantallas laterales ayudan a que el público pueda ver bien a los intérpretes y al propio Morricone.
Aplausos por parte de un entusiasta público antes de que haya salido nadie al escenario, en el momento en el que se lanza la locución habitual, para seguido salir el coro, los músicos y el concertino. Afinan y finalmente, en medio del clamor general, sale a escena el maestro.
En el concierto suenan alrededor de treinta piezas divididas en distintos bloques. He de decir que desconocía unas cuantas y descubrirlas ha sido una muy grata sorpresa y una verdadera delicia. Entre ellas me gustaría destacar ‘La clase obrera va al cielo’, con un sonido industrial en el que puedes oír a los obreros trabajando con interludios de violín, que me ha resultado muy curioso.
No podían faltar temas de películas como ‘El bueno, el feo y el malo’ con la soprano Susanna Rigacci bordándolo, ‘Novecento’, ‘Los intocables de Eliot Ness’, ‘El hombre de la armónica (Hasta que llegó su hora)’, ‘Los odiosos ocho’, ‘Cinema Paradiso’ y como no podía ser de otra manera… ‘La Misión’ (El oboe de Gabriel, The falls y On Earth as it is in Heaven). Mención aparte merece la parte vocal con una maravillosa Dulce Pontes que emociona con el lloro de su garganta y una voz que traspasa la piel cantando temas de ‘Sostiene Pereira’, ‘La luz prodigiosa’ o ‘Queimada’. ‘Aboliçao’, perteneciente a esta última, luce especialmente gracias a la intervención de un magnífico coro que va in crescendo y se lleva al público por entero.
La orquesta por su parte –y no esperaba menos– está soberbia. Perfectamente empastada, con un sonido cautivador (problemas de amplificación aparte) y unos músicos que se han entregado por completo y se han sumergido en las notas formando un solo ser cada cual con su instrumento. Y del maestro Morricone, ¿qué decir? Ha dirigido sentado, que ya tiene una edad, y ha estado sobrio, preciso, elegante y entregado a su música, a sus músicos y a su público. Y humilde como solo saben serlo los grandes.
Cuando casi estamos llegando a las tres horas de concierto –descanso incluido– el final del concierto es sublime. ¿Qué mejor manera de terminar que con la interpretación de ‘On Earth as it is in Heaven’ con el coro cantando “gloria” como última palabra y la música cesando de pronto? Todo el público en pie ovacionando, aplaudiendo, silbando y aclamando esa gloria final. Tres bises. No hay dos sin tres: un precioso y delicado ‘Cinema Paradiso’, de nuevo ‘Ecstasy of Gold’ con Susanna Rigacci y La luz prodigiosa con Dulce Pontes. Nos vamos todos extasiados y felices, cada uno tarareando un tema, sabiéndonos afortunados por haber estado allí.
Gracias, maestro.
ENNIO MORRICONE EN BILBAO - 2019/05/04 - por FELIPE MÚGICA
Con el tiempo, llega uno a cierta edad en que se siente mayor para un evento masivo de este tipo: exceso de público, gente comiendo pizza, bebiendo cervezas, señoras a tu espalda comentando el concierto (“Se le ve mayor a Morricone, ¿eh?”). Y lo que es peor, al ser el concierto en un pabellón grande, tener que recurrir a amplificación, lo que, al menos para el que escribe, produce la molesta sensación de estar escuchando una grabación de la música y no a la propia orquesta tocando en directo. Además, que por cosas que uno no entiende, parece que equilibrar bien el sonido no es tan fácil o no está al alcance de cualquier técnico, ya que, en este concierto del que vamos a hablar, se notaron momentos en que los graves saturaban un poco (especialmente en la primera parte, en la segunda ya no tanto).
El evento tuvo lugar en el Bilbao Exhibition Center – BEC de Bilbao (en realidad ubicado en la localidad vizcaína de Barakaldo) en un pabellón más apto para conciertos de música pop y rock. Lo ideal hubiera sido celebrar el concierto en un teatro bilbaíno como el Palacio Euskalduna, pero la capacidad es inferior y había que pasar por caja a la mayor cantidad posible de público (el recinto estaba prácticamente a rebosar).
Pasando a comentar el concierto en sí, este fue interpretado por la Orchestra Roma Sinfonetta, con Morricone a los mandos, quien dirigía la orquesta sentado (perfectamente comprensible por su avanzada edad). La masa coral estaba compuesta por el Coro Talía y el Nuovo Coro Lirico Sinfonico Romano & Coro C. Casini dell’Università di Roma Tor Vergata, ambos dirigidos por Stefano Cucci, con las intervenciones solistas de la soprano Susanna Rigacci y la cantante de fado, Dulce Pontes. El programa consistió en una buena selección de sus éxitos, combinando música tanto de éxitos de Hollywood como europeos. Es curioso cómo, pese a su vasta producción, sus conciertos siempre suelen consistir más o menos en un repertorio fijo de temas que van variando de un acto a otro.
En esta ocasión, el concierto arrancó con una suite que vino a denominarse “Historical Epic”. Comenzó con el tema de títulos de ‘Los intocables’ (que sonó algo ruidoso, diríase problema de amplificadores), y siguió con un par de temas de ‘La tienda roja’ (sin problemas esta vez) que nos sumergió en una música de inequívoco aroma “Morriconiano”.
Prosiguió con la excelente ‘Novecento’ y una larga suite de ‘¡Átame!’, tal vez una poca conocida colaboración del compositor con Almodóvar, aunque se trate de una banda sonora notable.
A continuación el tema extra-cinematográfico ‘Ostinato ricercare per un’immagine’ y un breve corte de ‘Nostromo’. Para interpretar este tema, hizo aparición Susanna Rigacci, soprano y vieja colaboradora del italiano, presente siempre en sus actuaciones, quien permaneció en el escenario hasta terminar la primera parte del concierto.
Seguido vino una suite de temas de películas de Sergio Leone, bloque con el título de “The Modernity of the Myth in Sergio Leone’s Cinema”. Bloque, personalmente, algo decepcionante. El tema dio comienzo con ‘El hombre de la armónica’ de ‘Hasta que llegó su hora’, donde la armónica tiene un gran protagonismo (claro), interpretado en una versión carente de la fuerza que tiene el tema tal y como lo conocemos. Siguieron tres cortes de ‘El bueno, el feo y el malo’, donde para el tema principal sonó en una versión para concierto (siempre suele interpretarse esta versión) que pierde bastante de la gracia y tono burlesco del motivo. Previamente a este, habíamos tenido el corte ‘The fortress’, y para cerrar la primera parte del concierto, ‘El éxtasis del oro’, uno de los temas estrella del compositor italiano. Nada que objetar a esta interpretación, que fue un buen cierre para la primera mitad, tema que, como es de sobra conocido, es muy potente y luce inmejorable en directo.
A la vuelta del descanso, seguimos con ambiente western, en este caso con ‘Los Odiosos 8’. La flamante ganadora del Oscar no podía faltar en el repertorio.
Tras esto, una larga suite englobada en el bloque denominado “Social Cinema”. Aquí subió al escenario Dulce Pontes, quien interpretó varios de los temas de esta selección. Así el primero de ellos, para la película española ‘La luz prodigiosa’, música beneficiada por el aire de fado de la cantante portuguesa. A continuación, cine europeo, con una estupenda selección formada por ‘La batalla de Algiers’ (y sus ritmos militares); ‘Sacco y Vanzetti’ (de nuevo con interpretación de Dulce Pontes, a cargo de la canción que originalmente cantaba Joan Báez); ‘Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha’ (y su aire tragicómico); ‘Sostiene Pereira’, con Dulce Pontes de nuevo a cargo de la parte vocal (aquí sí era una canción originalmente cantada por ella, al igual que lo era en La luz prodigiosa); pasamos a ‘La clase obrera va al paraíso’; salto al cine americano con ‘Corazones de hierro’ (en lo que, para el que escribe, es una de las obras maestras del italiano, una maravilla tremendamente emotiva que siempre consigue que se me pongan los pelos de punta); y ya para acabar el bloque, cambio brusco de tono con el ‘Aboliçao’ de ‘Queimada’, en el que el coro funcionó a la perfección.
Cierre del programa con otro de los clásicos, ‘La misión’, con tres de los cortes principales, que fue un excelente final para la segunda parte del concierto. Tras esto, los bises, que fueron tres. En primer lugar, una de las bandas sonoras que se estaban echando de menos, la maravillosa ‘Cinema Paradiso’. Tras esta, dos repeticiones, ‘El éxtasis del oro’ y ‘La luz prodigiosa’, repeticiones, suponemos, para que se lucieran de nuevo las dos cantantes solistas, Susanna Rigacci y Dulce Pontes.
Como valoración final, no se puede decir que no fuera un buen concierto, ya que la orquesta y el coro cumplieron con nota y la selección fue buena; y siempre es un lujo ver a Ennio Morricone dirigiendo la orquesta, más sabiendo que, por edad, cada concierto puede ser la última oportunidad de verle. Queda la espinita del sonido amplificado y que este no tuviera la calidad suficiente, pero parece un riesgo a correr en un concierto dirigido al público masivo como es este.
Artículo por Carmen Ruiz y Felipe Múgica
Fotos por Gori Martínez