Ennio Morricone – Praga 2018 – Prague Proms
A mediados de Julio, Ennio Morricone visitó Praga dentro del ciclo de conciertos Prague Proms que este año celebraba su 14ª edición (ver noticia).
Jorge Ortiz ha colaborado con SoundTrackFest escribiendo este extenso y detallado artículo, donde nos relata cómo vivió su primer concierto del maestro Ennio Morricone, y las bondades del recinto donde se celebró: la Casa Municipal de Praga – Sala Smetana.
ENNIO MORRICONE - MUSICA ASSOLUTA - PRAGUE PROMS
Este pasado 15 de julio de 2018, Ennio Morricone daba un concierto en el festival Proms de la bella ciudad de Praga (República Checa). Un concierto atípico por no estar dentro de los programados “formalmente” en su gira de “The 60 years of Music Tour”.
Este festival internacional, inspirado en los famosos conciertos londinenses de la BBC conocidos como los Proms, trae todos los años a Praga lo mejor de la música clásica y el jazz. La médula del festival es la renombrada Orquesta Sinfónica Nacional Checa, capaz de lucirse en las más diversas modalidades de los géneros musicales. El programa tradicionalmente ofrece además la actuación de conocidos solistas extranjeros, cantantes famosos, o conjuntos de primera calidad y, cómo no podía ser de otra manera, Ennio Morricone. Los Prague Proms le dan al verano praguense ese toque que tan bien le sienta a la estación estival.
Conclusiones importantes que podemos extraer, porque nos conciernen directamente: Morricone no trabajaba en esta ocasión con su inseparable orquesta, coros y acompañantes usuales, sino con la nada desdeñable ayuda -aunque Morricone ya había tocado antes con ellos- de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa y el Coro Kühn de Praga con Stefano Cucci y Lenka Navrátilová como directores de coro. Y, por supuesto, además, la importancia que Morricone cobra en este festival donde sólo se trae lo mejor en cada género. Tiempo atrás, Morricone llegó a ser asiduo invitado año tras año, pero que hubiera faltado a las últimas siete ediciones hacían de su intervención de este 2018 todavía más especial y esperada.
CASA MUNICIPAL DE PRAGA - SALA SMETANA
Aquí, en este apartado del prólogo, si atendiéramos a la historia, arquitectura y los cimientos del edificio, podríamos rememorar hasta los hechos históricos que provocaron la gran contienda de la “Guerra de los 30 años” pero lo único relevante para este artículo es la música y que sobre el primer Palacio Real, tras muchas catástrofes e incendios, se construyó posteriormente lo que actualmente es “La Casa Municipal de Praga” y la “Sala Smetana” donde aguardamos ansiosos el comienzo del gran concierto.
Esta esplendorosa sala de conciertos de la Casa Municipal es uno de los logros arquitectónicos más impresionantes e importantes de Praga. La música clásica suele ser recurrente en esta sala donde los detalles decorativos y su majestuosidad no restan un ápice a la espléndida acústica -que es el fin superior que debe cumplir cualquier sala de conciertos que se precie y, desde luego, la sala Smetana, como luego apostillaré, cumplió con nota-.
Como se puede comprobar por las fotos, éste no es el típico concierto de Morricone -de su gira para celebrar los 60 años- en auditorios enormes y donde se hace un repaso de sus temas más conocidos. Aquí el auditorio apenas supera los mil oyentes y como detallaré a continuación, el repertorio no es el típico que nos vendría, de primeras, a la cabeza si pensamos en el maestro (aunque sí es cierto que una parte del programa se toca y comparte en su gira, como podéis comprobar en los artículos de Gorka Oteiza sobre otros conciertos de Morricone de su gira -como el de Roma [enlace] o el de Turín [enlace]-).
LLEGADA A LA CASA MUNICIPAL Y ENTRADA A LA SALA SMETANA
La ansiedad por llegar al concierto no me concienció para llegar a su debido tiempo. Sólo tres minutos me separaban de la estación de metro Krizikova y en tan sólo dos paradas más -otros tres minutos-, ya estaría en Namesti Republiky, a tiro de piedra de la majestuosa negrura de la histórica “Torre de la Pólvora” -original puerta gótica de la ciudad del siglo XV que aún se conserva- (colindante con mi destino: La Casa Municipal). Lo vi tan cercano en el tiempo que casi llego tarde.
Pero realmente no fue culpa mía, especialmente el problema residía en que no me esperaba la lentitud de la tremenda cola de espera para poder coger asiento. Las entradas llevaban código QR y pensaba que con un lector todo iría rapidísimo y sin embargo, me encuentro que se comprobaban las entradas una a una, por nombre y apellidos en una clásica lista de papel con bolígrafo. Esto, claro está, hizo muy pesada y larga la entrada a la sala.
Una vez dentro, la iluminación, sólo cambió como mucho a azul neutro durante todo el concierto, sin grandes aspavientos, especialmente para delimitar la zona de orquesta de la del coro. Por lo tanto tuvimos una iluminación muy sobria durante toda la actuación -no estábamos ante un gran show- resaltando sólo lo verdaderamente importante: la música de Morricone y sólo y únicamente la música de Morricone.
Durante estos días, el único y famoso reloj astronómico de Praga estaba parado y tapado por reformas. Y existe una antigua leyenda checa que dice que cada vez que este reloj se para es porque algo terrible va a pasar al país. Este preámbulo es para justificar que respecto a temas como: cuándo empezó el concierto, cuánto se retrasó, el tiempo que duró el descanso… tiempo de bises… pensé en tenerlo en cuenta y anotarlo, pero una vez en el lugar, si existía algo que pretendía ignorar en aquel momento era, sin lugar a dudas, el tiempo. No puedo involucrarme completamente en un evento a golpe de reloj porque la genialidad no puede medirse en minutos y, por supuesto, quería sentir total libertad de movimientos. No tenía prevista la hora del metro de vuelta y, para ser sincero, ni tan siquiera si iba a volver después de la magnitud del evento.
De hecho, continuando con lo anterior, puedo decir que pensaba grabarlo aunque fuera en malísima calidad por dos razones: la primera para poder perderme completamente en el concierto sin tener que rendir cuentas a nadie y, en segundo lugar, porque luego siempre podría hacer un pequeño recordatorio de tan insigne momento y, además, si se precisaba escribir unas líneas -como ha llegado a ser el caso- lo podría realizar siguiendo una línea argumental coherente y lo más cercano a la realidad. Sin embargo, antes de salir nadie al escenario, advirtieron por megafonía, en checo e inglés, que estaba absolutamente prohibido todo durante el concierto: fotos, grabaciones… Lo cual mató mi idea inicial y por eso escribir sobre este concierto se me hace más difícil de lo habitual.
Tras este susto inicial salieron el coro a la parte superior y la orquesta a sus respectivas sillas sobre el escenario, como se contempla en la foto. Ennio Morricone no se hizo de rogar demasiado para salir y recibir, como no podía ser de otra manera, un enorme y contundente aplauso -ovación- del público. Tras correspondernos se sentó en una silla tipo oficina ergonómica (en la que detrás poseía una barra donde poder agarrarse para ayudarse a subir, bajar, girarse para agradecer al público o, incluso, como al final, poder rodear el atril para saludar a los principales componentes de la orquesta).
EL CONCIERTO - PROGRAMA
El programa fue el siguiente:
Aunque no seré muy estricto y riguroso sí intentaré seguir, lo mejor posible, el programa del concierto para la redacción de este artículo:
EL CONCIERTO - PRIMERA PARTE
La primera parte antes del descanso consistió en dos temas grandiosos (mezcolanza de diversos fragmentos de obras enteras) en los que Ennio Morricone se explayó a conciencia: The Bible “Creation & The Babel Tower” y Vuoto d’anima piena (Cantata Mística para coro y orquesta).
El tema The Bible “Creation & The Babel Tower” trata y mezcla temas de “La Biblia” (TV) de Morricone como “La Creación” y “La Torre de Babel”.
¿Qué nos encontramos nada más empezar con Morricone batuta en mano? Después de leer los artículos de Gorka de Turín y Roma yo hubiera preferido “La leyenda del pianista en el océano” -una de mis debilidades-.
Sin embargo no desdeñé que se me regalara algo nuevo y tan grandioso. Por lo tanto, Morricone empezó con un esplendoroso tema de coro y orquesta. La orquesta apoyaba, especialmente mediante cuerda, unos coros magníficos como los que nunca antes había oído.
Podremos creer en la simbología de la Creación según la Biblia o ser más del Big Bang y del plano científico pero, por mucho que nos separen nuestras creencias, si hay algo en lo que todos siempre llegaríamos a un acuerdo es que, mientras se formaba el universo, si hubiera sonado alguna música, sin duda alguna sería este tema de Morricone con gran alarde de coros. Hubo momentos donde el coro trabajaba a tres y cuatro voces (juntándose en escena hasta cuatro y cinco directores de coro).
Y un momento extremadamente reseñable fue cuando, a mitad del primer deleite, Morricone condujo “La Torre de Babel”. Durante ese breve instante, todos o casi todos los componentes del coro interpretaron por su cuenta y “riesgo” una lengua distinta e independiente del resto. Y a pesar de tal diversidad de voces reinaba una armonía absoluta, una armonía “muy Morricone”. Recuerdo a modo de anécdota como una mujer del coro, mientras interpretaba una de las lenguas (en las que Dios confundió al hombre por su soberbia y por querer llegar a ser su propio Dios llegando hasta el cielo), sonreía mientras cantaba percatándose del gran reto vocal que estaban ejecutando en ese preciso momento: una picaresca sonrisa de bella locura, ante tal desafío a la música, que Morricone había hecho posible.
Impecable e inolvidable “La Biblia” de Morricone. Y sí, durante este largo tema, también tuvo su solo -el único, de hecho, su única intervención- la sustituta de Susanna Rigazzi que estuvo a la altura del evento. (Sin duda alguna, pienso que podía haber recurrido más a ella en temas clave y usuales en sus conciertos que echamos mucho de menos)
Siguió, antes del descanso, con el tema Vuoto d’anima piena (Cantata Mistica para flauta, coro y orquesta) donde el otro gran protagonista, como en toda la primera parte, fue el coro. Y claro, sería injusto no mencionar la flauta con algún solo muy significativo.
EL CONCIERTO - DESCANSO Y SEGUNDA PARTE
Llegó el momento del descanso, y sí ya antes de entrar nos habíamos percatado de los trajes de noche de las damas y la etiqueta de los caballeros, propios de una sesión de ópera de película aunque, por ser Praga, la diversidad reinaba sin dar tregua (de hecho ni Morricone llevaba su típica pajarita blanca, e iba con su clásica chaqueta y jersey gris oscuros como en las fotos del programa).
Aunque me considero caballero castellano de rancio abolengo, no me mezclé con la élite praguense (más que nada porque el poder de la nueva burguesía y la aristocracia nunca han hecho buenas migas 😉 ) . Pero aunque sea de rancio abolengo, también soy de bolsillo vacío, pero eso no evitó que pudiera tomar un vino blanco -la ocasión lo merecía-, mientras permanecía mezclado y perdido en algo que para mí era totalmente nuevo y sólo hacía acrecentar aún más el deleite de aquel momento único pero ¿repetible? ¡Difícilmente!
Sonaron las campanas, anunciando el comienzo de la segunda parte, donde para bien o para mal, el coro se sentó y se limitó a escuchar una secuencia plagada de temas exquisitos y extraños -al menos para mí, con mis limitaciones sobre el conocimiento de tan prolija y vasta obra “Morriconiana”-.
Giovanni Falcone, l’uomo che sfido Cosa Nostra – “Varianti su un segnale di polizia” (dir. Andrea & Antonio Frazzi – 2006)
Es cierto que apenas conocía esta obra y para mí fue otro hallazgo que llevarse al zurrón. Morricone nunca se plagia a sí mismo y aquí se pudo entrever a un Morricone más oscuro, más cercano al miedo que produce el peligro y la amenaza constante. Un tema muy tenebroso que nos demostraba, de nuevo, el amplio rango de registros del italiano.
Sicilo e altri frammenti (2007)
El epitafio de Sícilo dedicado a su mujer se considera el fragmento musical más antiguo conservado en la actualidad. Este tema y otros fragmentos me sirven para apuntar que, durante todo el concierto, Morricone no paraba después de cada tema sino que solía mezclar varios en uno largo y solitario tipo popurrí (que, ni que decir tiene, con su tremenda versatilidad no necesitaba demasiada semejanza entre temas para enlazar uno con otro sin que chirriara al espectador). De ahí que costara reconocer donde terminaba uno y empezaba otro. No me justifico, sólo acepto mis limitaciones -ya que no lo conocía previamente- y que no llegué a reconocer esta composición dentro de la segunda parte del concierto. Por lo tanto, no puedo añadir nada sobre este mítico tema y los arreglos e inventos que Morricone hizo sobre él.
Ostinato ricercare per un’immagine (2009)
En español sería “Búsqueda obstinada de una imagen”. El título nos dice eso pero ¿la música qué nos narra?
Desde mi desconocimiento creo que este tema no pertenece a ninguna película sino que fue compuesta por el 80 aniversario del maestro pero, como digo, creo y me parece… que no obstante, puede ser que esté equivocado.
Pero ¿qué me dice la música? Obstinado me suena muy repetitivo y punzante pero la música me cuenta que la imagen que busca Morricone no es la de un obsesivo compulsivo sino la de alguien que busca una imagen bella y luminosa que pueda justificar esos 80 y pico años y otros tantos en la música de cine; esas antiguas 24 imágenes por segundo, ¿será eso? Me siento libre para suponer porque la música de Morricone es y está para soñar y para volar. Morricone solía componer para Leone sin haber visto ningún fotograma para después ponerlo durante el rodaje pero lo normal es que el compositor escriba la música sobre las imágenes que vierte el director. ¿Es esto una remembranza de los inicios? Suponer es gratis, acertar lo que puede recorrer la mente de un genio mientras compone, es imposible.
Bugsy (dir. Barry Levinson – 1991)
Este tema suele tocarlo en otros conciertos multitudinarios y no voy a entrar demasiado en detalles. Trompeta, elegancia, evocación, algo de amor y creer firmemente en llegar (lograr, conseguir), a toda costa, a la meta (el objetivo marcado).
H2S (dir. Roberto Faenza – 1969)
Esta pieza también suele caer de vez en cuando en sus conciertos multitudinarios, pero cabe reseñar que el piano, oculto durante casi todo el concierto, aquí resurge no sólo acompañando sino con hasta un solo pidiendo a gritos esa oportunidad de la que careció hasta entonces.
Metti, una sera a cena “Uno che grida amore” (dir. Giuseppe Patroni Griffi – 1969)
Siempre espero cuando leo el programa y veo “Metti, una sera a cena” el tremendamente sensual tema vocalizado de la película original con Florinda Bolkan como actriz. De hecho lo tengo en mi canal de YouTube pero es normal que en ocasiones así, como este concierto tan concreto, pueda desentonar bastante. Últimamente es muy normal en los conciertos de Morricone oír el tema instrumentalizado sin esa sensual voz pero ¿cambiar totalmente ese temazo que pasará a la historia de la sensualidad por otro menos relevante como éste? “Uno che grida amore” es un tema a la altura de Ennio Morricone pero muy lejos del bombazo que resultó ser el tema antes mencionado.
Fue bienvenido aunque hubiéramos preferido, seguro al cien por cien, el clásico de la película.
Baaria “Tarantella” (dir. Giuseppe Tornatore – 2009)
Aquí no vimos al Morricone más reaccionario y Tarantiniano (tipo “Inglourious Basterds”) pero por momentos se acerca mucho, y durante algún instante, lo rozó. Aunque lo abarca todo, predomina un Morricone que pone música -por no decir himno- a ese pueblo italiano y su devenir por la historia. Morricone es italiano e Italia no sería lo mismo sin Morricone; y el retrato profundo que de su país hace el maestro en esta melodía no es demasiado ligero para terminar el concierto pero, desde luego, sí lo compensa por alegre y revitalizante.
EL CONCIERTO - APLAUSOS. FIN. BIS.
Ennio Morricone no es precisamente de los que dejan insatisfecho al público. Normalmente es generoso tras terminar los conciertos con clásicos que la gente esperaba escuchar como agua de mayo.
En Praga también hay que comprender la situación y el lugar, y el concierto no será especialmente recordado por los bises del maestro. Salió una única vez para interpretar, íntegramente eso sí y tal y como puedes ver en cualquier vídeo de YouTube, la Suite de La Misión.
Y por fin pudimos escuchar el oboe y, de nuevo, ese magnífico coro, sino a pleno rendimiento, sí volviendo a danzar a su ritmo tras toda una segunda parte inédito.
Tras el Bis de “La Misión” -que comprendo que es épico y bestial- se despidió dejando claro que era el único y que se iba de verdad por mucho que aplaudiéramos. No sé, era mi primer concierto de Morricone y lo dejo a vuestro parecer pero no me gustaron demasiado las formas… pero es Morricone y se ha ganado el derecho a hacer lo que le dé la gana. Hasta mi nuevo amigo gallego (que lo conocí en ese concierto), echaba de menos alguna del oeste como “El éxtasis del oro” aunque fuera con la sustituta de Rigacci. Y sí, repito porque lo he dicho bien, ir a un país extranjero a escuchar a Morricone y que tu compañero de asiento sea gallego sólo puede pasar en Praga.
Era un concierto especial fuera de su gira, sí, pero… cuando leo los programas de sus usuales conciertos, veo que nos quedó tanto por escuchar y por vivir…
EL CONCIERTO - ACLARACION
Al comienzo digo que apostillaría lo de la acústica maravillosa de la Sala Smetana y sólo tengo de prueba mi palabra porque mi trayectoria no es muy extensa por estos lares pero, a modo de anécdota, puedo decir que estaba sentado tan cerca de Ennio Morricone que en cierto momento de silencio pude ver y escuchar mientras lo hacía: Morricone pasando la página de su partitura para cambiar entre tema y tema (completamente cierto).
Desde luego la acústica era maravillosa y sólo el leve crujido aleatorio y distante de las antiguas sillas de madera rompían el sonido majestuoso que llegó a erigirse en aquella sala. Y, además, aplaudiendo no sólo la acústica sino también a la orquesta, coros y demás, puedo asegurar que los temas que escuchamos en el concierto, sonaron exactamente igual que los que se pueden escuchar en los CDs (no como en otros vídeos de otros conciertos donde algún instrumento daba la nota).
VUELTA A LA REALIDAD: DESTINO LA CALLE
Al final salimos de la Sala Smetana, mi nuevo amigo el gallego y yo, y acabamos, por sugerencia suya, en un típico Pub Irlandés cercano (como en cualquier otro lugar del mundo, como si nada hubiera pasado, como si nada hubiera cambiado) donde estaban poniendo Guns’N’Roses mientras se hacía tiempo para que un insignificante grupo tocara en directo cualquier majadería con letras insulsas. No era el epílogo añorado después de tal ensoñación, pero estábamos en Praga y la vida, paralizada durante casi tres horas, continuaba y… sí… a pesar de la vuelta a la realidad, todo había cambiado, yo ya no era el mismo y ya no había marcha atrás.
RESUMEN
A pesar de los “peros” expuestos, fue un magnífico concierto donde, claro está, siempre queremos más pues tenemos nuestras predilecciones, tentaciones, debilidades, o temas que significaron algo muy especial en nuestra vida… y siempre quisiéramos oírlos para rememorar tiempos pasados o volar a maravillosas épocas futuras. Pero esto, el inexorable y maldito reloj, no lo permite. Y Morricone continúa incansable su última gira desde hace mucho, hasta que un día… resulte ser el concierto definitivo.
No es ser pesimista, es saber que he aprovechado una ocasión única de oír y ver, en vivo, al gran maestro ¡he cumplido uno de mis sueños!
Podría entrar en mi historia personal y como, desde muy niño, oía, jugaba y gozaba con su disco de “La muerte tenía un precio”. Puedo incluso poner sabor sentimental cuando recuerdo esa pegatina dorada del disco que lucía un magnífico e innovador “Estéreo”, la prohibición de mi padre para no rallar el disco y tantos y tantos detalles… Pero no voy a caer en ello porque todos, quién más quién menos que lea este artículo hasta el final, tenemos nuestra propia historia, nuestras propias batallitas con la música del romano.
Desde luego, si algo tengo claro, es que si tengo la ocasión de volver a verle, le veré. Si tengo que volver a Praga para verlo, junto al fichaje gallego, en el descomunal O2 de Praga dentro de seis meses, iré si puedo.
Pero sí que podemos llegar a una conclusión coherente y certera: no podemos desperdiciar ninguna oportunidad para ver al maestro cocinando su música en vivo y en directo mientras podamos.
Artículo escrito por Jorge Ortiz