Concierto ‘Homenaje a Morricone, Zimmer, Williams & Hisaishi’ – Valencia – Noviembre 2023 [Resumen]

El sábado 18 de noviembre, la Royal Film Concert Orchestra bajo la batuta de Fernando Furones, ofreció un concierto titulado “Homenaje a Morricone, Zimmer, Williams & Hisaishi” en Valencia.

 

Nuestro compañero Frederic Torres acudió al evento y nos deja este detallado resumen para SoundTrackFest.

 

EL CONCIERTO

Organizado por la Fundación Excelentia, el pasado 18 de noviembre se celebró en Valencia un nuevo concierto de música de cine a cargo de la Royal Film Concert Orchestra (RFCO), una de las varias formaciones de las creadas por la Fundación (las otras dos son la Clásica Santa Cecilia, para repertorio clásico, y la Délica Chamber Orchestra, formada exclusivamente por mujeres), la cual estuvo bajo la batuta del director invitado, Fernando Furones, habitual en estas lides desde hace años según me contaba amablemente él mismo durante el intervalo entre la primera sesión de la jornada (la de las 17:00 horas), y la segunda (la de las 20:00 horas), que es a la que acudí.

 

Según su propia web (https://www.fundacionexcelentia.org) la Fundación Excelentia nace para crear y representar las artes musicales en todas sus variedades, divulgando la música y el cultivo de nuevos valores musicales al objeto de «transmitir a través de sus trabajo los valores universales de la armonía y la escucha que tanto ennoblecen al ser humano«, entre otros objetivos.

 

Tras la deferencia de Furones de atenderme en el descanso, quien comentó su paso formativo por Berklee València, y su continuidad con la Fundación y el proyecto de la RFCO desde hace más de un lustro, dedicada especialmente al repertorio cinematográfico, el concierto comenzó puntualmente en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital del Turia, con un cartel que anunciaba obras de cuatro de los grandes de la historia más reciente de la música de cine bajo el genérico título de “Homenaje a Morricone, Zimmer, Williams & Hisaishi”.

 

En el programa de mano se relacionaban todos los títulos a interpretar por parte de la Orquesta y el director, aunque cabe señalar el detalle que ni una ni otro estaban anunciados en el exterior del mismo, en el que se otorgaba de este modo todo el protagonismo a los cuatro grandes maestros citados. Resulta cuando menos significativo, pues no deja ser un signo (tal vez inconsciente) de que al respetable le interesa tan solo escuchar aquellos temas populares de sus compositores favoritos, los interprete quien los interprete.

 

Como quiera que fuese, Furones ha actuado ya en diversas ocasiones con la RFCO y es conocido del público, el cual volvió a llenar el Palacio de Congresos a tan solo una semana de otra doble jornada de música cinematográfica protagonizada por la conocida FSO. Y es que hay similitudes entre unos y otros. También diferencias.

 

Entre las primeras, el programa confeccionado a modo de popurrí, fácil en el caso de la RFCO, dado que se trataba de interpretar piezas conocidas de estos cuatro monstruos de la música de cine (títulos que a continuación se desgranan uno a uno), así como un juego de luces y puesta en escena menos vistosa y mucho más discreta, pero también efectiva. A ello cabe sumar el entusiasmo contagioso de Furones por aquellas partituras que dirige, aunque haya una ausencia de intención pedagógica, ya que no se explica el contexto de cada interpretación, como sí lleva a cabo Constantino Martínez-Orts, probablemente porque las obras interpretadas por la RFCO son mucho más populares y conocidas y por tanto no necesitan de ello. Esta es una de las diferencias, así como la de un repertorio mucho más accesible y conocido que el que suele interpretar la FSO, también popular, pero que busca combinar temas clásicos y contemporáneos menos conocidos, por menos interpretados, dado la veteranía de un proyecto que ya habría superado y agotado esa primera fase de ofrecer temas súper conocidos del público.

 

Así las cosas, con un sonido también amplificado (cabe recordar que el recinto está pensado para congresos y no para interpretaciones musicales), Furones abrió con la obertura de Hook, de Williams, en donde brilla por sí mismo el solo de trompa que marca el inicio de la obra. Y más allá de lo acertado del solista (hasta el más reputado puede fallar en un momento dado), dio la impresión de faltar cierta épica o energía en la Orquesta (en su mayoría con un plantel joven), sobre todo si la inevitable tendencia es la de compararla con la escucha de la banda sonora original en disco. Obviamente, con el oído acostumbrado a escuchar a Williams en las grabaciones con los mejores músicos posibles, no es fácil ofrecer un directo solvente que haga olvidar el original, que además cuenta con la ventaja de repetir ese virtuosismo en cada una de las escuchas que se lleven a cabo.

 

Lo mismo vino a ocurrir con La Muerte Tenía un Precio, de Morricone, que se escuchó a continuación. El tema, retentivo y de fácil reconocimiento por parte del entusiasta público sonó de nuevo con oficio y aplicación, pero distante de la energía desplegada por aquel joven Morricone de mitad de los sesenta, que sorprendió a propios y extraños con su interpretación musical del western.

 

E.T., de Williams, puso a prueba los bajos amplificados, que producían un rumor/sonido de fondo algo molesto, mientras que, por ejemplo, ocasionalmente, los platillos apenas resultaban audibles, problemas todos habituales derivados de la amplificación. El desarrollo vino a ser una especie de suite «resumida» de la mucha más extensa pieza titulada «Aventuras en la Tierra» que está presente en el disco original, y que se suele interpretar en los conciertos.

 

Más interesante resultó la primera película de Hisaishi, El Viaje de Chihiro, la extraordinaria partitura del compositor japonés para la no menos estupenda película de los míticos estudios Ghibli, en el que prácticamente desarrolló toda su obra el gran Hayao Miyazaki, director de todas las películas animadas presentes en el programa, que ha formado uno de los grandes binomios de la historia del cine junto a Joe Hisaishi. Fuera porque no se suele escuchar tanto en directo (cada vez más), o por la especial dedicación de los intérpretes, en especial del pianista (instrumento muy querido por el melodioso compositor japonés), la cierto es que la pieza resultó muy bien ejecutada.

 

A medias tintas quedó el Parque Jurásico de Williams, para el que Furones incluyó el ceremonioso tema central, un tanto rutinario después de tanta escucha debido a su inclusión en innumerables conciertos, junto al mucho más potente del viaje a la isla Nublar, para quien firma, más rico y dinámico.

 

De nuevo, la vuelta de Hisaishi con la emblemática La Princesa Mononoke, uno de los primeros éxitos internacionales de Miyazaki, trajo la épica requerida, que declinó al interpretarse los líricos y melodiosos temas dedicados a la Princesa Leia (con sus solos de trompa, oboe y violín) y al inevitable Cinema Paradiso, de Morricone (padre e hijo, pues cabe recordar que el tema de amor lo firma este último), también extensible al «Oboe de Gabriel», perteneciente a La Misión, de Morricone.

 

La épica volvió de la mano de Williams y su «Harry’s Wondrous World», suite dedicada a la saga del mundialmente conocido Harry Potter, como a continuación también lo hizo gracias a otra muestra más del exquisito Hisaishi, la correspondiente a El Castillo Ambulante, un film delicioso, aunque más desconocido que sus predecesores. Tras ello llegó «The Ecstasy of Gold», el emblemático pasaje de El Bueno, el Feo y el Malo, cuyo tema que también se escucharía, onomatopeyas incluidas, con posterioridad al dinámico pasaje dedicado a Zimmer y su Origen (en el programa, curiosamente se la relacionó con su título original inglés, Inception), en la que Furones y la orquesta lo dieron todo con los contagiosos scherzos de la cuerda. En cambio, El Rey León, también de Zimmer, fue una suite arreglada para escuchar las canciones de la película (que no pertenecen a Zimmer) en formato orquestal, un popurrí reconocible y que el público, de todos modos, agradeció.

 

La «Marcha Imperial» que Williams dedicara al malvado de la famosa saga galáctica, Darth Vader, trató de subir los decibelios entusiastas del público, aunque le faltó cierta marcialidad al no incorporar los redobles de la caja, y con Gladiator, de Zimmer, se concluyó de modo dinámico la función, en la que se volvió a constatar la referencia a la obra Los Planetas, de Gustav Holst por parte del compositor alemán, así como su preludio en el tema de acción del film, claro antecesor del que poco después se convertiría en el popularísimo tema central de Piratas del Caribe, que fue el bis que Furones ofreció a un público puesto en pie al finalizar el concierto, que vino a durar justo una hora y media al no disponer de intermedio alguno.

 

Con la promesa de volver dentro de breves fechas, en concreto el 28 de diciembre, para interpretar un programa compuesto por una combinación de obras de John Williams y de la mejor música de Disney, así como un mes más tarde, ya en enero de 2024, en concreto, el día 27, para desarrollar una doble sesión dedicada en primera instancia (a las 17:00), a «Morricone y 100 Años de Cine«, y en segunda (a las 20:00) un «Homenaje a Hans Zimmer y el Mejor Cine de Acción«, Furones se despidió ante la calurosa ovación del público puesto en pie, emocionado ante el gran puñado de clásicos contemporáneos interpretados y perfectamente reconocidos.

 

Una fórmula que, de momento, está otorgando un gran éxito a todas y cada una de las iniciativas privadas que han ido surgiendo durante la última década dedicadas a la interpretación de la música de cine en salas. Aunque se trate solo de grandes éxitos internacionales y de sus temas centrales más característicos, en los que parece que el cine español, de momento, no tiene cabida.

 

Artículo y fotos por Frederic Torres