Hullabaloo – Grabando la banda sonora
El pasado mes de diciembre se llevaron a cabo las sesiones de grabación de la banda sonora de la cinta de animación Hullabaloo en Bratislava (Eslovaquia). Allí, a lo largo de una jornada completa, los músicos de la Bratislava Symphony Orchestra dirigidos por David Hernando Rico y bajo la supervisión del compositor Manel Gil-Inglada y el ingeniero de sonido / técnico de grabación Mikel F Krutzaga, dieron vida a la música por primera vez.
Gorka Oteiza fue invitado a dichas sesiones de grabación, así como a las posteriores mezclas que se llevaron a cabo en Enero en el estudio de Mikel F Krutzaga, y ha escrito este artículo para SoundTrackFest donde podréis ver un resumen del proceso, además de leer entrevistas con sus principales protagonistas.
LAS SESIONES DE GRABACIÓN
Una sesión de grabación es como un examen, todo el mundo está nervioso, se va con el tiempo justo, y hay que intentar acertar a la primera (o si no, a la segunda o a la tercera, no hay margen para mucho más).
Estamos en Bratislava (Eslovaquia), lugar de grabación de muchas bandas sonoras españolas e internacionales, gracias a la labor que desarrolla el director David Hernando Rico al frente de la Bratislava Symphony Orchestra; orquesta que se ha convertido en un referente en la grabación de música de cine principalmente en Europa aunque también fuera de ella.
El domingo 17 de diciembre de 2017, a lo largo de 5 horas divididas en dos sesiones de 4 horas y 1 hora (con varias pausas en la sesión más larga), se grabaron los aproximadamente 15 minutos de música que Manel Gil-Inglada ha compuesto para el proyecto Hullabaloo, una película de animación de estilo Steampunk del veterano animador de Disney James López, que arrancó con una campaña de crowdfunding (micro-financiación), que superó con creces su objetivo inicial (se pedían 80.0000 $ y recaudaron más de 470.000 $) – Página web oficial: http://www.hullabaloo-movie.com/
El lugar de las grabaciones, el edificio de la Radio Eslovaca, un edificio curioso y particular con forma piramidal invertida, que fue construido en la época comunista y que dispone de varios estudios de grabación, siendo el más importante y más grande el estudio 1. Este estudio, consiste en un gran auditorio con una capacidad para unas 522 personas que tiene al fondo un escenario sobre el cual se alza un enorme órgano para conciertos, y donde hay espacio tanto para una orquesta completa como para un coro, bien sea para una grabación o para un concierto.
Una sesión de grabación lleva mucha preparación previa, ya que no sólo hay que tener a punto todas las partituras (la general del director de orquesta y las particulares de cada uno de los músicos/instrumentos), sino que hay que decidir… cuál va a ser la ubicación de los músicos de la orquesta (depende del sonido que se quiera conseguir se suelen cambiar los lugares habituales), cuántos micrófonos se van a utilizar para grabar los diferentes instrumentos (lo cual influye luego en las mezclas), el orden en el que se van a grabar los temas (hay temas más complejos que es mejor grabarlos a mitad de sesión cuando la orquesta ya ha “calentado” y se ha familiarizado con la música), etc…
A primera hora de la mañana Mikel F Krutzaga, ingeniero de sonido e ingeniero de grabación de las sesiones, se acerca al estudio de la Radio Eslovaca para supervisar que se ha seguido el plano con todo el montaje que previamente había diseñado y enviado por mail (distribución de músicos, lugares donde colocar la microfonía etc…). Este aspecto, que puede parecer trivial, hace que varíe sustancialmente el sonido final que se obtiene durante la grabación.
Además de supervisar el montaje y la distribución, Mikel aprovecha para colocar y ajustar algunos micrófonos adicionales que cree que serán necesarios. De hecho, en su ligero equipaje de mano, más de la mitad del espacio ha estado ocupado por unos micrófonos especiales traídos desde casa (“estos micrófonos finlandeses son muy buenos y obtienen un sonido especial, que creo que va a venir muy bien para lo que vamos a grabar” me decía durante el viaje).
Validar que todo está correctamente preparado antes de que lleguen los músicos de la orquesta es fundamental, ya que una vez que arranque el cronómetro y se comience a grabar, no hay tiempo que perder, no se puede empezar a hacer correcciones (o sólo las justas).
El compositor, Manel Gil-Inglada, tiene los nervios a flor de piel ya que va a ver como su “criatura” cobra vida de manos de los músicos, y esto es algo que siempre impone. Da igual que hayas realizado muchas sesiones de grabación anteriormente. Por ello, ha acompañado a Mikel desde primera hora en el lugar para hacer seguimiento del proceso, aunque realmente ya no puede hacer mucho más hasta que los músicos lleguen y comiencen a tocar.
Sobre la una del mediodía, y una hora antes de que comience el primer bloque de la sesión de grabación, va llegando poco a poco la gente. David lleva ya rato con Manel y con Mikel hablando sobre las partituras y sobre el orden en que se grabaran los temas; partituras que han sido arregladas, orquestadas y preparadas por Ferran Cruixent, colaborador habitual de Manel.
Hay algunas secciones que son más complejas que otras, sobre todo teniendo en cuenta que cuando los músicos se sienten en sus sitios, es la primera vez que van a ver las partituras, así que es importante empezar con algunas partes más sencillas o repetitivas, que además pueden ser base para lo que venga después, y luego ir subiendo el ritmo y la intensidad a la vez que avanza la sesión y se ha hecho el calentamiento previo.
Los músicos se van ubicando en sus puestos y algunos van mirando sus hojas y ensayando o repasando lo que les ha tocado interpretar. La verdad es que tiene que ser complicado trabajar como músico profesional en una sesión de grabación, donde la primera vez que te ponen una partitura delante, tienes que interpretarla a la perfección, pero sin saber lo que van a tocar los demás, ni con quién vas a estar sincronizado o relacionado a nivel musical, ya que desconoces la estructura de la obra.
Ya son las dos de la tarde y Mikel da el arranque a las sesiones. En la cabina de control, Mikel está a los mandos de la mesa de mezclas desde donde controla los niveles de todos los micrófonos y que el sonido que se obtenga sea lo más puro posible. A su lado Martin Roller, el técnico del estudio de la Radio Eslovaca, se encarga del ordenador que tiene Protools, la herramienta con la que se va a grabar digitalmente toda la música.
Manel, sentado tras de ellos en una mesa con la partitura del director, revisa que lo que está sonando en realidad es lo que está escrito en el papel y lo que sonaba en su cabeza cuando compuso la música (ritmo, tempo, intensidad, entradas de instrumentos, etc…). No puede evitar dirigir “virtualmente” la orquesta con la mano, aunque la misma esté perfectamente gobernada y comandada por David Hernando Rico, tal y como podemos observar desde la cristalera de la cabina de control, la cual tiene visibilidad de todo el auditorio.
La grabación, en contra de lo que pudiera parecer, no es un proceso continuo, sino que más bien es un proceso por partes. Se arranca grabando un tema y si la música está sonando como debiera, se continúa todo lo que se pueda para conseguir la mejor toma posible. Si hay alguna des-sincronización entre los músicos o algo no suena bien, se interrumpe la grabación, y los oídos expertos de Manel, Mikel y David deciden a qué compás se ha de volver, bien para continuar desde allí o bien para repetir sólo un determinado fragmento que no ha quedado bien.
Es por eso que en casi 5 horas de grabación sólo se obtienen 15 minutos de música efectiva. Hay que repetir muchas veces un tema, ya que tenemos unos 80 músicos en escena que han de tocar cada uno su parte de forma perfecta y sincronizada, sin ensayos, en vivo y en directo, con unas partituras que es la primera vez que ven.
Todo esto va a redundar en que como resultado de las sesiones de grabación surjan múltiples tomas y fragmentos para un solo tema, que habrá que unir, pulir y ajustar en las mezclas a posteriori. Una tarea compleja y ardua, pero que luego da como resultado la música final que estamos acostumbrados a escuchar en las bandas sonoras (bien en la película o bien en el CD).
Después de ver una sesión de grabación en primera persona, sólo me queda alabar más todavía el trabajo que realizan todas las personas que intervienen para que esa música que tanto disfrutamos con nuestra película, serie o video juego favorito, suene como suena, ya que a veces no somos conscientes de la cantidad de horas de trabajo que hay detrás para conseguir un resultado que pasa casi desapercibido.
Pensando en esto, también me viene a la memoria la complejidad que tiene un concierto de música de cine en directo, donde aunque el nivel de perfección que se ha de conseguir no es igual que el de una sesión de grabación, con unos cuantos ensayos previos, la orquesta y el director han de ser capaces de interpretar en concierto de forma casi perfecta una partitura en directo durante dos horas (que es la duración habitual de este tipo de conciertos).
Ya son las 7 de la tarde y hemos terminado las sesiones de grabación. El tiempo pasa sin darse cuenta. Manel baja a saludar a la orquesta y a agradecerles su trabajo. Se pueden ver caras de satisfacción en todo el equipo de trabajo, por una jornada productiva donde ha dado tiempo a grabar todo lo que estaba previsto (a veces no suele ser así), aunque también se pueden ver caras de cansancio por la tensión acumulada de tantas horas.
Pero el trabajo no ha terminado aquí, aparte de desmontar el equipo y recoger y dejar el lugar libre para la próxima sesión de grabación (que curiosamente va a ser al día siguiente con Pascal Gaigne, con quien casualmente nos encontramos a la noche en el hotel), queda la parte de las mezclas, que podréis leer en el siguiente apartado.
LAS MEZCLAS
Muchas veces pensamos que una vez se ha grabado la banda sonora con los músicos en el estudio, el trabajo ya está casi finalizado, y nada más lejos de la realidad. En las sesiones de grabación se realizan varias tomas de un mismo tema o de un solo pasaje hasta que se obtiene la interpretación deseada (siempre dentro de los límites de tiempo que se tienen para grabar todo el contenido), pero posteriormente llega el momento de juntar todos esos fragmentos grabados. Tenemos diferentes tomas de los diferentes instrumentos de la orquesta grabados con diferentes micrófonos, que se han de juntar para crear la pista final; como si se unieran con hilo retales de tela para crear un traje a medida.
A la hora de hacer esa mezcla hay que tener en cuenta múltiples factores, como por ejemplo niveles de volumen, limpieza del sonido, posibles efectos sonoros a aplicar, canales de la mezcla, etc… De hecho, es en este momento cuando se aprovecha para añadir pistas que hayan podido ser grabadas por separado (percusión adicional, instrumentos particulares que no forman parte de la orquesta, etc…), así como para hacer ajustes y correcciones que no han podido ser aplicadas in-situ en el momento de la grabación.
Durante el mes de Enero de 2018 y a lo largo de varios días, Mikel ha estado trabajando en su estudio puliendo y construyendo las pistas finales con todo lo que se ha obtenido en las sesiones de grabación. Una vez alcanzado el resultado deseado y mezclado el mismo en Dolby Atmos 7.1, invitó a Manel a acercarse al estudio para supervisar en persona la mezcla final y hacer conjuntamente las correcciones necesarias.
Esa invitación también la hizo extensible a SoundTrackFest, y allí me acerqué a ver el resultado final, en el que ya habían trabajado tanto Mikel como Manel, y bueno, que puedo decir… ¡sencillamente espectacular! ¡No cambiaría ni una nota!
Cada vez nos queda menos para poder disfrutar de Hullabaloo con la estupenda música de Manel Gil-Inglada, así que… aguantad un poco más la emoción, y en breve os traeremos unas entrevistas con los protagonistas de este artículo: David, Mikel y Manel, que aportan muchos datos interesantes sobre todo el proceso.
Artículo escrito por Gorka Oteiza