Metrópolis en concierto – Bilbao 2018
El pasado 31 de mayo de 2018 se llevó a cabo la proyección de la película de Metrópolis (1927) de Fritz Lang, pionera de la ciencia ficción, en el Teatro Arriaga de Bilbao, a la vez que se interpretaba su banda sonora original compuesta por el alemán Gottfried Huppertz en directo, por parte de la Orquesta Sinfónica de Bilbao – Bilbao Orkestra Sinfonikoa dirigida por Nacho de Paz.
Felipe Múgica acudió al concierto y ha colaborado con SoundTrackFest escribiendo el siguiente artículo que relata cómo fue la velada.
Cine Concierto Metrópolis, de Fritz Lang
En los últimos años se ha convertido en bastante habitual en capitales de nuestro país encontrarse proyecciones de películas acompañadas de una orquesta interpretando la banda sonora en directo. En su mayoría grandes éxitos recientes de Hollywood, pero también films pertenecientes a la época del cine mudo. Sin duda, son estos largometrajes los que más se prestan a esta experiencia dado que al tratarse de películas sin sonido ni diálogos, la banda sonora se convierte en un acompañamiento sonoro imprescindible durante la proyección completa del film. No solo eso, sino que además se convierte en una especie de regreso a esa época en que la exhibición de las películas estaba acompañada de la interpretación en directo de música, las más de las veces a piano e improvisada y otras más con una pequeña orquesta.
En el caso que nos ocupa, tuvimos la fortuna de poder acudir el pasado 31 de mayo en el Teatro Arriaga a la proyección de Metrópolis (1927), el clásico de la ciencia-ficción dirigido por Fritz Lang. Un título que seguramente sonará a todos pero que puede que muchos no reconozcan salvo imágenes sueltas (como la icónica del robot María).
Gran influencia en el futuro: esa arquitectura que ha inspirado a tantos films futuristas como Blade Runner o de super-héroes como el Batman de Tim Burton; y el propio robot María que es fácil verlo como inspiración para el popular robot de la saga Star Wars, C3-PO… La película además incluye varios mensajes sociales fácilmente perceptibles: la sociedad futurista dividida en las clases superiores (en lo alto de la ciudad) y las inferiores (en los subterráneos de la ciudad, trabajando deshumanizados); la masa social fácilmente manipulable e irresponsable…
Aunque vuelta a ver ahora, obliga a una transposición a lo que era el cine de la época y la forma de rodar y actuar (al no haber diálogos, los actores se ven obligados a llevar a cabo interpretaciones muy exageradas para expresar lo que no pueden verbalizar), resulta una experiencia de lo más interesante.
Hay que tener en cuenta que la versión exhibida en el Teatro Arriaga es la más completa que se conoce. Durante mucho tiempo se creyó perdido parte del metraje hasta que en 2008 se localizó en Buenos Aires la versión íntegra. Después de una exhaustiva labor de restauración, las escenas nuevas fueron añadidas al montaje conocido, dando lugar a la versión que pudimos ver el pasado 31 de mayo y que era la preferida por el propio Fritz Lang. Durante la proyección, era fácil reconocer estas escenas inéditas ya que la calidad de imagen, pese a la limpieza realizada, mostraba aún bastante suciedad y deficiencias.
Y yendo a lo que nos interesa, el tema más puramente musical, la banda sonora original compuesta por Gottfried Huppertz (habitual colaborador de Lang durante su etapa muda), fue interpretada en directo por la BOS, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, con Nacho de Paz al mando.
Al entrar al teatro nos encontramos con que la orquesta estaba ubicada en un foso, con lo que tanto los músicos como el director quedaban bastante fuera de la vista (sobre todo si estabas sentado en las primeras filas). Sobre el escenario tan solo se colocaban tres instrumentos: el arpa, la celesta y un órgano. La película, de una duración de casi dos horas y media, se proyectó con una pausa a la hora y media de 20 minutos, pero no para descanso del público, sino para respiro de la propia orquesta.
Y es que el trabajo de la BOS se puede considerar un auténtico tour de force, ya que debemos tener en cuenta que aquí no se trata de una sucesión de temas interpretados con pausa, uno detrás del otro; nos encontramos con música ininterrumpida durante toda la película sin descanso, lo que da más mérito a la interpretación de los músicos, ya que se pudo disfrutar de la música sin ningún fallo apreciable. Tanto es así que, sumando al hecho de que la orquesta se encontraba oculta en el foso la excelente interpretación, era fácil olvidarse de que había unos músicos tocando en directo y no era la propia banda sonora del film la que estaba sonando, como en cualquier cine.
Sobre el score de Gottfried Huppertz, indicar que la escucha permitía descubrir un excelente trabajo, plenamente sinfónico y de influencia clásica, donde se podían reconocer leit-motivs o temas musicales asociados a determinados personajes o situaciones (recurso creado por Richard Wagner, influencia de Huppertz), y así tenemos temas para el personaje central, para la historia romántica…
Es inevitable resaltar algún momento musical como los dinámicos y agresivos movimientos sonoros para retratar la ciudad de los trabajadores, en claro contraste con el resto de la partitura. O tampoco me resisto a comentar cómo la orquesta se convertía en ocasional creadora de efectos sonoros, como cuando un personaje toca la campana de la catedral y es el percusionista de la formación quien hace sonar la campana (trasladando la sensación al público de que es la propia campana del film la que suena).
En resumen, una estimulante experiencia la que pudimos vivir el pasado 31 de mayo en el Teatro Arriaga con la BOS. Esto, unido a la oportunidad de poder ver Metrópolis en pantalla grande (y en un escenario tan único como es el Arriaga), además de tener una interpretación estupenda de la orquesta, hizo que por un momento te sintieras como en un cine de hace casi 100 años, viendo por primera vez esta película.
Artículo escrito por Felipe Múgica