Concierto ‘El Universo de J.A. Bayona’ en el Teatro Cervantes de Málaga – Resumen
El martes 28 de mayo el director J. A. Bayona presentó en el Teatro Cervantes de Málaga, un concierto con sus bandas sonoras más emblemáticas, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Málaga dirigida por Fernando Velázquez, con la participación del Coro de Cámara de Granada y varias estrellas invitadas para la ocasión. (leer más)
Nuestra incansable compañera Reme Díaz estuvo presente en dicho concierto y junto con las excelentes fotografías de Rafa Melgar nos traen un artículo especial en exclusiva para SoundTrackFest.
Universo Bayona o La Sociedad de J.
Si hace unos días se pudieron contemplar en España las auroras boreales, algo extraño en estas latitudes, el pasado 28 de mayo en el Teatro Cervantes de Málaga tuvimos la oportunidad de asomarnos a todo un universo: el universo Bayona. Y es que el aclamado J. A. Bayona y su constelación de estrellas invitadas aterrizaron en Málaga para ofrecernos un viaje por la música de la filmografía del director catalán, con el compositor Fernando Velázquez a la batuta y la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Málaga (OSM) y el Coro de Cámara de Granada.
Sin embargo, a medida que nos adentramos en ese universo, nos dábamos cuenta de que más que una galaxia lejana, se podría describir mejor como una sociedad, “La Sociedad de J.”. Porque el evento “Universo Bayona” no fue sólo un concierto sino una experiencia donde, a través de la música y las voces de colaboradores del director, comprobamos que solo rodeados de grandes artistas y, sobre todo, grandes personas podemos llegar muy alto.
La periodista malagueña Celia Bermejo fue la encargada de conducir la gala, presentando el evento y dando paso a los diferentes participantes de la misma durante toda la velada. Además, tras la primera pieza, la grandiosa obertura de “El orfanato”, una locución suya resumía la trama de la película. Algo que pensábamos sucedería en el resto del concierto y que nos extrañó que no volviera a aparecer.
La primera de las estrellas invitadas fue, precisamente Roger Príncep, Simón en “El orfanato”, que viajando por los recuerdos de su experiencia con Bayona nos contó cómo el director le ayudó a descubrir a su personaje a través del juego y, como anécdota, a intentar superar el miedo de ver la película en el preestreno (de hecho, el actor reconoce aún no haber podido verla entera). Algo que no consiguió, pues estuvo con los ojos cerrados toda la proyección. Eso sí, le sirvió para reconocer el poder de la música para contar lo que no podemos ver.
A la intervención de Roger le siguieron dos suites más de “El orfanato”, donde el coro pudo demostrar su fuerza y gran potencia y en las que la orquesta nos guio brillantemente por una recurrente melodía que fue cambiando desde lo melódico a lo vibrante, desde lo inquietante a lo sentimental e incluso infantil. La música de esta película ocupó gran parte del total del concierto, aunque a nosotros se nos hizo corta por la grandiosidad de la composición y la interpretación.
Sin seguir un orden cronológico de las obras, la segunda “constelación” del universo Bayona fue “Un monstruo viene a verme”, que fue presentada por el mismísimo Fernando Velázquez. Esta es, por ahora, la última colaboración del compositor con el director tras una fructífera relación que se inició con el corto “El hombre esponja” y transitó por obras como la primera que escuchamos, “El orfanato”, o “Lo imposible”, que escucharíamos después. Precisamente esos recuerdos son los que, en palabras de Fernando, “les llevaron a reconocer la importancia de la magia para contar historias”. Esa ilusión y esas ganas de contar historias es lo que ha unido al compositor con Bayona desde el principio de su colaboración juntos.
En la suite que pudimos escuchar de “Un monstruo viene a verme” viajamos por los diferentes estados emocionales por los que pasamos en la película, desde un potente comienzo hasta lo melódico del tema principal, desde lo desgarrador y el miedo a la pérdida hasta la aceptación de la vida y la muerte o de cuál es nuestro lugar en el mundo. La OSM estuvo una vez más a la altura de esta exigente pieza, con una perfección no menor a la propia dirección orquestal de Velázquez, que, dicho sea de paso, vibró durante todo el concierto con una energía y una pasión equiparable a sus propias partituras.
Y sin presentaciones, de un monstruo pasamos a otro, si es que podemos denominar monstruos a los dinosaurios de “Jurassic Park”. La suite de la música compuesta por John Williams sonó espectacular y fue uno de los momentos donde se pudo lucir más la sección de viento metal de la orquesta. Con el ánimo arriba, en la pantalla apareció el compositor Michael Giacchino, que nos dejó un simpático saludo en una grabación donde, además, recalcaba su relación con Bayona y el placer que es siempre trabajar con él. Una vez más, el “universo” se convertía en una sociedad.
Pasamos así a “Jurassic World: el reino caído”, superproducción de Hollywood a la que J. dio su particular visión y a la que imprimió aparte de aventuras, terror o misterio, su característica humanidad. La orquesta sonó esplendorosa en una exigente suite de la banda sonora de Giacchino, que en sus cadencias más melódicas parecía incluso seguir el mismo estilo de composiciones de Velázquez escuchadas antes, de modo que combinó de forma natural dentro del programa del concierto. El Coro de Cámara de Granada sonó asimismo grandioso, enfatizando una música cargada de sentimiento, pero a la vez, trágica y épica, con toques de terror clásico.
Llegamos a la primera hora del concierto para viajar a Tailandia y conocer la dramática historia que narra “Lo imposible”. Celia Bermejo reapareció para presentar la película y dar paso al guionista Sergio Sánchez, habitual colaborador de Bayona y que sustituyó a María Bellón, que cubrió este testimonio en el anterior concierto de Barcelona (ver artículo especial). Sergio nos confesó que la dura experiencia de los protagonistas le llegó en un momento personal muy difícil, y sus palabras llenas de emoción nos dejaron un nudo en la garganta.
Las dos suites de la película no hicieron más que hacer ese nudo más grande, puesto que la bellísima composición de Fernando Velázquez (para nosotros su obra maestra de entre todos los trabajos compuestos para Bayona) nos trasladó aún más a esas palabras de Sergio sobre las personas que sobrevivieron y también las que se fueron, pero siempre estarán con nosotros. Destacar en esta sentida pieza a la solista de violonchelo, que tanto peso tiene en la partitura, y el carácter intimista y de recogimiento que supo aportar a la composición tanto la dirección de Velázquez como la interpretación de la OSM. Como curiosidad, entre bambalinas pudimos ver a Bayona grabando la suite con su móvil, dejándonos entrever una idea de cómo plantea sus secuencias en las películas, a pequeña escala, claro está. El que es un gran director de cine, lo es hasta en estos momentos de grabaciones caseras.
Llegamos al final del concierto con “La sociedad de la nieve”, pero no sin antes recibir, de nuevo presentado por Celia Bermejo, al protagonista de la velada: J. A. Bayona. Tras una gran ovación y el público en pie, el director agradeció a los asistentes su presencia, así como al Teatro Cervantes al que tiene especial cariño por acoger cada año el Festival de Málaga – Cine en español, y cómo no, a orquesta, coro y a Fernando Velázquez. De hecho, la admiración y la gran amistad que une a Fernando con J. se hizo patente cuando, con la voz quebrada por la emoción, le dedicó unas palabras y un gran abrazo.
Sobre “La sociedad de la nieve”, Bayona nos contó algunos datos del rodaje y, como anécdota, nos confesó su respuesta a todas aquellas personas que le preguntaban el porqué de repetir una historia ya contada: esta historia no había sido narrada aún, no por los protagonistas del accidente. Darles voz no solo a los supervivientes sino a los que nunca regresaron, desde su experiencia vital y su perspectiva, como miembros de esa “sociedad” que surgió a raíz de ese trágico momento.
La preciosa suite de la banda sonora, compuesta por Michael Giacchino, abarcó varios momentos clave de la cinta, desde el tema principal a piezas como “Andes Ascent” o “Found”, donde el coro brilló de nuevo como la esperanza de los supervivientes de ser encontrados con vida. A través de la orquesta y bajo la batuta de Fernando Velázquez pudimos sentir el frío de la nieve y la soledad de las montañas, la camaradería entre los supervivientes y su sacrificio por los demás. Con la imagen proyectada en la pantalla del avión siniestrado entre la nieve de las montañas acercándose a nosotros poco a poco, fuimos reviviendo los momentos de la película en nuestra imaginación y sintiendo la montaña rusa de emociones por las que nos lleva también su música.
Tras una larga y gran ovación al final de esta pieza, el compositor nos anunció que tendríamos no uno ni dos sino tres bises, eso sí no muy extensos. Comenzamos con otra pieza muy potente e intensa de “Jurassic World: el reino caído”, tanto a nivel orquestal como coral: “Shock and Action”.
Seguimos con el tema de “El secreto de Marrowbone”, producida por Bayona y dirigida por su guionista e invitado de la noche, Sergio Sánchez, que nos dejó reposar por un momento entre tantas emociones con su melódica composición que nos recuerda a la infantil inocencia a punto de verse en peligro por los acontecimientos de la película.
El último bis, para cerrar el círculo como dijo Fernando Velázquez, fue la banda sonora del corto que inició su colaboración con Bayona, “El hombre esponja”. Similar a “Un monstruo viene a verme” (como reconoció el propio Fernando, aunque con momentos románticos o de aventura), con su final apoteósico terminamos de absorber todo ese universo cinematográfico y musical que nos había acompañado durante casi dos horas.
Un universo que, como decíamos al principio, dio buena cuenta de camaradería y del sentido de pertenencia a una sociedad que, en esa velada, formaron no solo Bayona sino los invitados, la Orquesta Sinfónica de Málaga, el Coro de Cámara de Granada, el compositor Fernando Velázquez y un público entregado que disfrutó de lo lindo.
Un universo que esperamos sea infinito.
Artículo por Reme Díaz
Fotos por Rafael Melgar
