Concierto ‘El Universo de J.A. Bayona’ en el Liceo de Barcelona – Resumen
El viernes, 8 de diciembre de 2023 se celebró en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona uno de los conciertos más esperados del año: ‘El universo de J.A. Bayona’, de la mano de la Orquestra Simfònica del Vallès bajo la dirección de Fernando Velázquez y con la participación del coro Cor Madrigal (leer más).
A continuación, os ofrecemos dos extensos y detallados artículos, de la mano nuestros incansables colaboradores Coque Cano y Frederic Torres.
LA MÚSICA EN EL CINE DE J. BAYONA por COQUE CANO
Suele ser habitual que, con tal de no repetir la palabra “concierto”, incorpore en las crónicas variantes como “evento”, vocablo que sin duda mantendré en un futuro pero que tal vez merezca un tratamiento más exclusivo, dada la acepción de la RAE que lo define como “suceso importante y programado, de índole social, académica, artística o deportiva”. Su uso en el presente artículo responde mejor que nunca a estos parámetros, pues sin duda el reciente concierto celebrado el viernes día 8 de diciembre de 2023 a las 19:30 horas en la Sala Gran del Liceu, puede catalogarse con justicia de Evento.
Qué duda cabe que ciertas características hacen destacar unos conciertos de música de cine por encima de otros, como serían el repertorio, el director, la presencia del compositor, la temática, incluso la orquesta o el lugar donde se celebran. La singularidad es un valor añadido, siempre y cuando vaya de la mano de la calidad.
Pues bien, el concierto que nos ocupa destacó por encima de la media en prácticamente todo lo indicado pues, aunque las partituras de Fernando Velázquez ya habían sido interpretadas antes, como por ejemplo en el estupendo concierto al aire libre del 20 de julio de 2018 en el Festival Jardins de Terramar de la localidad de Sitges (leer más), que también gozó de la intervención del director J. A. Bayona (quien hizo las veces de presentador/introductor del concierto), lo cierto es que la presencia conjunta de ambos tras algunos proyectos en los que no han colaborado, la preparación de suites claramente más ambiciosas, la interpretación de los dos títulos en los que el compositor escogido ha sido el oscarizado Michael Giacchino (también partícipe a distancia a través de un divertido vídeo), y sobretodo el hecho de que fuera un concierto dedicado a la carrera de un director, lo convirtió en algo más que otro concierto de música de cine.
La primera pregunta que subyace ante un acontecimiento como este es ¿qué hace tan especial un concierto dedicado a la obra de un director de cine que además es tan joven y está prácticamente al inicio de su carrera? Pues algo tan sencillo como que estamos probablemente ante uno de los cineastas en activo que más y mejor han entendido la importancia de la música en las películas. Con tan sólo cinco largometrajes dirigidos hasta la fecha (“El Orfanato”, “Lo imposible”, “Un monstruo viene a verme”, “Jurassic World: El Reino caído” y “La Sociedad de la nieve”), así como dos cortometrajes (“Mis vacaciones” y “El hombre esponja”) y los dos primeros episodios de las series “Penny Dreadful” y “Los anillos del poder”, si algo evidencia su obra es que la música es tan importante como el propio guion, como la puesta en escena, incluso como la misma interpretación de los actores.
Cuando en ese primer concierto en Sitges y ahora en el Gran Teatre del Liceu barcelonés, el cineasta Juan Antonio Bayona ha hablado de la música de sus películas, siempre lo ha hecho desde la emoción, desde lo intangible que sin embargo logra ser expuesto mediante la música. Con aseveraciones como la de que a veces no es una idea lo que quieres transmitir en una película, sino un sentimiento y que eso, gracias a la música, hace la película mucho más grande, o que el cine es un medio que permite comunicar cosas cuando no se pueden contar con palabras y que ahí vuelve a ser la música el instrumento para conseguirlo, está claro que ese respeto por la música, por otro lado, tan caro de ver en un cineasta actual, vertebra y justifica un evento como el presente.
Lo cierto es que por ese motivo y aunque estamos ante un concierto donde por descontado prima la música, este cronista ha querido esperar para escribir el artículo a poder ver la última propuesta cinematográfica del director, “La Sociedad de la nieve”, y constatar qué aporta a la misma la música del compositor, aquí Michael Giacchino, incluida en el programa a modo de estreno. Y es que, además, es este título el que servía en parte de reclamo, dada la (casi) coincidencia de fechas entre el concierto y el estreno en cines tan sólo 5 días más tarde en Uruguay y 7 días más tarde en España (el estreno en la plataforma Netflix, productora de la película fue casi un mes después, concretamente el 4 de enero de 2024).
Pues bien, podemos decir sin riesgo a equivocarnos que, sea con Fernando Velázquez o con Michael Giacchino, el cine de “Jota” (como suele ser llamado) fluye con cada nota de las, por otro lado maravillosas, partituras de dos compositores dotados no sólo de una técnica e inspiración musical dignas de ser interpretadas en concierto, sino sobre todo de enorme sabiduría cinematográfica. Las suites interpretadas tienen mucho de grandes piezas musicales, por descontado, pero también otro mucho de narrativa, de experiencia inmersiva, logrando conectar con la esencia de historias tan distintas y a su vez entrelazadas como las de los cinco largometrajes del director. Fue más que nunca un concierto de Música de Cine. O el Cine hecho Música en una sala de conciertos si se prefiere.
Para ello se contó con dos fantásticas formaciones como son la Orquestra Simfònica del Vallès y el Cor Madrigal, bajo la batuta del propio maestro Fernando Velázquez, quien logró transmitir a un imponente Liceu lleno hasta la bandera todo el reguero de emociones que su música y la de Michael Giacchino (más una sorpresa de la que hablaremos), han proporcionado al cine del director nacido en el barrio de Trinitat Vella de Barcelona.
Como no podía ser de otra manera, el programa inició con una generosa suite de “El Orfanato”, tal vez el debut más sonado que se recuerde de un compositor en el cine español y una de las mejores bandas sonoras escritas para el género de terror. Angustiosa y bellísima a partes iguales, la selección de los temas interpretados fue como revisar la película. Sin duda un perfecto compendio de lo mejor de esta obra maestra de Fernando Velázquez, que dio inicio a lo que podemos considerar como la trilogía de las relaciones materno-filiales en el cine de Bayona, todas ellas películas musicalizadas por el compositor vasco.
Esta sensacional forma de empezar mostró las credenciales del concierto, tanto por lo que cabía esperar de la música como asimismo de su interpretación a cargo de unos inspiradísimos Orquestra Simfònica del Vallès y Cor Madrigal, que fueron justamente elogiados por el compositor. También nos sirvió para comprobar el mimo con el que Bayona había querido mostrar su obra cinematográfica, pues además de la música, hizo partícipes del concierto a personas con una relación directa con algunos de los proyectos cuyas piezas se interpretaron. Fue el caso de este Orfanato, que se benefició de un bonito interludio a cargo del actor Roger Príncep (quien interpretó en la película a Simón, el hijo del personaje principal que encarnó Belén Rueda).
Aunque suelo optar por la cronología del programa para comentar un concierto, prefiero aquí hacerlo por la cronología en la carrera de Bayona, que además coincide con la colaboración de los dos compositores con los que ha trabajado en cine. En una decisión que supongo tiene que ver precisamente con no separar las aportaciones de dos músicos similares (los dos son sinfonistas y melodistas practicantes) pero en esencia distintos, el concierto no respetó estrictamente el orden de las películas, por lo que se mezclaron obras de ambos, y aunque tampoco puede decirse que no funcionara, creo que se perdió un poco la evolución real de la carrera del cineasta.
Por ello seguiré con la que fue la segunda película de Bayona, la conocida “Lo Imposible”, película que trata el devastador tsunami de Tailandia con un pie en el cine de catástrofes más realista posible y otro en el del drama humano de una familia de vacaciones en la zona y en especial con la mirada puesta en la vivencia de la madre y su hijo mayor. Fue toda una experiencia que la presentación de las suites escogidas por Velázquez la hiciera la protagonista real de la historia, María Belón, en lo que resultó ser el momento más emotivo del concierto, con palabras de agradecimiento tanto al director como al compositor por entender y contar con imágenes y sobretodo con música el durísimo relato de supervivencia que vivió su familia.
La música del compositor de Getxo es otra de sus obras mayores, quizás la más profunda de su carrera, y eso se notó con el silencio casi reverencial que reinó en una Sala Gran del Liceu emocionada. En más de una ocasión a lo largo de la extensa representación temática que regaló Velázquez, centré mi mirada hacia la platea constatando un sentir y una conexión total del público con la partitura, en uno de los instantes más conmovedores que haya vivido en un concierto.
Y como no hay dos sin tres, el tercer largometraje de esta singular trilogía, titulado “Un monstruo viene a verme”, vuelve a mostrar la excelencia de un compositor en estado de gracia, aquí además ganador del Goya a la mejor partitura, que se le había resistido en las dos ocasiones previas de su colaboración con Bayona, pese a lograr sendas nominaciones. De nuevo muy acertada la suite, que incluyó no sólo las zonas más hermosas de la obra, con predominio del piano solista que acompaña al niño protagonista durante la película, sino también las más poderosas o incluso épicas, que fueron realzadas por la magnífica aportación vocal del Cor Madrigal. Otro gran momento que bien valía la entrada.
Para finalizar con la parte de Fernando Velázquez, aunque no con su participación en el concierto pues no sólo dirigió su música sino también la de Michael Giacchino, tuvimos la oportunidad de escuchar la suite de lo que en realidad fue la primera colaboración con Jota, el segundo cortometraje de éste, titulado “El hombre esponja”. Se trata de una partitura que, además de ser precursora de las formas melódicas del compositor, también es pura diversión, a momentos muy deudora del John Williams más aventurero. Esta misma suite, incluida en el cd editado por Quartet records titulado “Concert suites/ Music for films” ya fue interpretada en el citado concierto de Sitges, y sin duda sorprende por la calidad de su entonces primerizo autor.
Hablando de Williams, fue toda una sorpresa que, dentro de la parte dedicada a “Jurassic World: el Reino caído”, se interpretara íntegramente la suite con los dos temas principales de la primera parte de “Jurassic Park”, algo que particularmente no me pareció demasiado acertado, obviamente no por la calidad de la música que es excelsa, sino por cuanto quedó como un cuerpo extraño al ser ajeno a la carrera de Bayona, por más que éste fuera escogido por el mismísimo Steven Spielberg para hacerse cargo de la segunda parte de la trilogía de Jurassic World. Además, hubo un desajuste en la interpretación de la pieza, quedando extrañamente cortada.
Esto nos lleva, ahora sí, a hablar de los dos temas escogidos para dar buena cuenta de la reivindicable composición de Michael Giacchino para “Jurassic World: el Reino caído”, que además se benefició de la introducción por parte del propio compositor en un gracioso video en el que se evidenció su química con Bayona. La explicación de que abordó la escritura como si de una película del conde Drácula se tratara la verdad es que estuvo muy bien traída y logró que la que, a priori, podía parecer al público asistente la partitura más comercial e impersonal del programa, fuera una de las más aplaudidas. De una fuerza abrumadora, fue uno de los tours de forcé más estimulantes para la orquesta, a la que hizo brillar un Fernando Velázquez absolutamente comprometido con la obra de su colega. Indicar que los dos temas se interpretaron en partes separadas del concierto.
Para finalizar y acabando también con la por el momento muy exitosa carrera del cineasta catalán, se interpretó en primicia una suite de la estimable “La sociedad de la nieve”, película que representará a España en la próxima ceremonia de los Oscar y que explica de nuevo la trágica historia del accidente aéreo en los Andes de un avión que transportaba a un equipo de rugby uruguayo. Relato de supervivencia que ya fue objeto de la película de Frank Marshall “Viven”, con una majestuosa creación musical de James Newton Howard, que adquiere ahora una nueva visión de la mano de Juan Antonio Bayona, mucho más realista y cruda, lo que ha permitido a Giacchino componer una obra menos complaciente, cercana en momentos a su banda sonora para la serie “Perdidos”, algo que pudo comprobarse al inicio de la suite escogida, que también logró mostrar la parte conmovedora de la partitura al contener el tema del salvamento, donde no sólo la guitarra sino asimismo los coros tuvieron su momento de lucimiento.
Había espacio para más (las partituras de Abel Korzeniowski para “Penny Dreadful” y Bear McCreary para “Los anillos del poder” son sobresalientes y habrían abierto todavía más el abanico musical de Bayona), pero estuvo todo lo que debía estar y sobretodo fue lo que prometió ser, un homenaje que va más allá de la carrera de un director, un homenaje a la música compuesta para el séptimo arte.
El abrazo de sincero agradecimiento mutuo entre Bayona y Velázquez en el escenario podemos decir que fue la plasmación de esa unión inquebrantable entre dos cineastas que ayudados de una cámara y una batuta crean cine con mayúsculas.
EL UNIVERSO DE J.A. BAYONA por FREDERIC TORRES
En un marco tan extraordinario como el del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, el pasado 8 de diciembre tenía lugar un concierto dedicado a la música de cine centrada en «El Universo de J.A. Bayona«, de la mano del compositor Fernando Velázquez, autor de todas las partituras del realizador antes de su salto a Hollywood, en donde comenzó a colaborar con Michael Giacchino, cuyos trabajos también formaron parte de programa tan especial. Y ello, porque por primera vez tuvo lugar en un edificio tan emblemático como este, respecto a aquello que significa la música per se, un concierto dedicado a la especialidad, y en segunda instancia, por alejarse un tanto de los habituales popurrís que se suelen programar para atraer al respetable, bien por cuestiones cinéfilas o puramente emocionales.
Sí, es cierto que había una temática centrada alrededor de un director de éxito como Bayona, quien ha ido encadenando uno tras otro de manera consecutiva en un crescendo profesional que le ha permitido ponerse al frente de franquicias como la de Jurassic World, o la reciente superproducción televisiva Los Anillos de Poder, precuela de la saga de El Señor de los Anillos, encargándose de los dos primeros episodios. Pero el hecho de no superar la media docena de títulos en el programa permitió el desarrollo de una serie de suites (algunas hasta por partida doble), en las que en especial Velázquez pudo desarrollar de manera holgada su música. Una música que fue impecablemente interpretada por la experimentada Orquestra Simfònica del Vallés, habitual en estas lides ya que suele alternar sus conciertos de música clásica (que incluyen también zarzuelas y pop-rock sinfónico) con otros dedicados a la música de cine, provistos de repertorios que van desde Williams al próximo homenaje italiano protagonizado por la dupla Nino Rota-Ennio Morricone, previsto para las próximas fiestas de final de año y principios del siguiente. Así, en colaboración con la formación Cor Madrigal, Velázquez salió con aplomo al escenario para certificar que aquella iba a ser una noche muy especial al observar el lleno absoluto del coliseo barcelonés, despejando cualquier duda al respecto que pudiera ofrecer la programación en fecha tan complicada a priori, en mitad de uno de los puentes más comprometidos del año.
Atento pues al programa, el arranque homenajeó esa circunstancia singular al ofrecer una obertura de El Orfanato, el primer título en liza, e inicial éxito del binomio formado con el director (que debutaba en el largo con este título de 2007), inédita hasta el momento al ser expuesta como se puede escuchar fragmentada en el film, tal como tuvo el detalle de explicar a quien firma este texto el mismo compositor-director a la finalización del concierto, pues las grabaciones efectuadas para las diversas ediciones discográficas disponen de un arreglo diferente, el cual pudo generar alguna confusión a más de un acérrimo seguidor. Acto seguido hizo acto de aparición el actor Roger Príncep, quien era un niño cuando interpretó el papel de Simón en la película, para contar sus impresiones y recordárselas al público, tras lo que Velázquez siguió con dos largas y generosas suites consagradas a esta obra que puso en el panorama cinematográfico español tanto a Bayona como al compositor. Tal fue la potencia de su obertura y el impacto en el recuerdo del respetable del film en cuestión, que el casual compañero de butaca, aparentemente un joven normal acompañado de su pareja, optó por santiguarse a los primeros compases de la suite y cerrar los ojos para concentrarse de manera absoluta. Tras sortear la sorpresa inicial, no pude más que reconocer en mi fuero interno que no era para menos, dada la fusión entre orquesta y formación coral, siempre acompañadas de una pantalla en la que se mostraba el título del film interpretado sobre un diseño conceptualmente minimalista (dependiendo del grafismo empleado), suficientemente presente, pero sin llegar a distraer ni entorpecer el disfrute de la música. Y es que aquí, más allá del alcance funcional de la propuesta de Velázquez en la trama narrativa, no se trataba del visionado del film en cuestión, sino de evocarlo a través de su música, tan espléndida como inspiradora.
Más de lo mismo se puede decir de la suite de Un Monstruo Viene a Verme, que supuso para Velázquez su Goya a la mejor partitura en 2016 (el compositor ha estado nominado en otras cuatro ocasiones), en la que expuso los temas principales de la película, destacando en especial la interpretación solista del piano en un lírico tema que por momentos, con esas notas sostenidas intercaladas entre breves silencios, recordaba el estilo de su otro interlocutor musical, el norteamericano Michael Giacchino, de quien se pasó una divertida grabación efectuada para la ocasión, puesto que fue el protagonista de la segunda parte del concierto al interpretarse una suite de su estupenda Jurassic World: El Reino Caído (2018), tras previa escucha de la conocida suite seminal debida a John Williams, liderada por el ceremonioso tema central de Parque Jurásico, y el más dinámico y espectacular del viaje a Isla Nublar. En el caso de la obra de Giacchino, la orquesta estuvo a la altura del tenebroso tema «monstruoso» central, con gran despliegue orquestal y coral, y con el subtexto del tema original de la nueva franquicia concebido para Jurassic World, en 2015, que dirigiera Colin Trevorrow. Además, se incorporó a la suite algún tema descriptivo de carácter selvático, terreno en el que Giacchino siempre se ha movido con soltura desde que interviniese en la recordada serie televisiva Perdidos (2004-10), el frontispicio musical del norteamericano, de la cual ha manado abundantemente cualquier referencia reconocible en el desarrollo de obras posteriores, como es el caso.
Tras esta vitamínico despliegue orquestal y coral, fue el momento de la comparecencia de María Belón, la doctora española a la que sorprendió el tsunami de 2004 cuando pasaba las vacaciones con su marido y sus dos hijos en Tailandia, y que Bayona tomó como base de su film catastrófico, Lo Imposible (2012). Sus reflexivas palabras acerca de la motivación de vivir y el diálogo entablado con sus hijos al respecto conmovió al público, que se dispuso a escuchar las dos extensas suites correspondientes al film con un nudo en la garganta.
Tras la emocionante audición llegó otro de los momentos estelares de la noche con la aparición del protagonista, el mismísimo motor del evento, Juan Antonio Bayona, que se fundió en un abrazo con Velázquez, su colaborador habitual hasta que el director decidió explorar territorio hollywoodiense con la secuela de Jurassic World citada, y antes que el propio Trevorrow recuperara las riendas de la franquicia para finiquitar la trilogía en 2022, con Jurassic World: Dominion (también con música de Giacchino). Como quiera que fuese, de nuevo el compositor norteamericano fue convocado para que se interpretara en primicia una completa suite de su nuevo trabajo conjunto con Bayona, La Sociedad de la Nieve, último film del realizador que narra la peripecia del equipo de rugby uruguayo que sobrevivió al accidente aéreo que sufrieron en una de las zonas más inhóspitas de los Andes, tras casi tres meses de intensa supervivencia. Un trabajo dramático, de hondo lirismo, que se apoya en la guitarra acústica como motivo contextual, pero también de carácter expresivo al respecto de la peripecia vivida por los veintinueve supervivientes (de los cuarenta y cinco en total que iban a bordo del avión). Había expectación en el aficionado por saber si Bayona volvería a contar con Velázquez en sus futuros proyectos, pero la amistad desarrollada con Giacchino, a quien el director conoció en el Festival de Úbeda allá por el año 2009, momento en que parecer ser hicieron buenas migas, y su coincidencia en la saga jurásica casi una década después, parecen haber inclinado la balanza en favor de este último, quien aquí lleva a cabo uno de sus más memorables trabajos, a pesar del olvido sufrido en las nominaciones de los Globos de Oro.
Con el público entusiasmado por la ejecución de la Orquestra y la segura dirección de Velázquez, este repitió una breve suite de El Reino Caído, en donde se comprobó una vez más que se trata de la más oscura y personal aproximación de Giacchino a la trilogía, antes de concluir el concierto con una tan sorprendente como coherente suite del cortometraje, El Hombre Esponja, el primer trabajo conjunto de Bayona y Velázquez, convertido en un magnífico colofón de tan inolvidable noche en el Liceu. Una suite pletórica, bien trabada y muy completa, en la que destacó una estupenda y pegadiza marcha, que despidió el antológico evento (más allá del gusto de cada uno por el cine del exitoso realizador), antes de fundirse en un abrazo los cuatro participantes del mismo después de salir juntos a saludar al público, por completo entregado y rendido a la propuesta musical planteada.
La salida de Velázquez a la misma puerta del Liceu para saludar a los aficionados, firmar discos y departir los entresijos del concierto, además de alguna instantánea de recuerdo, fue el perfecto punto final a una noche pionera por estos lares en la historia de la música de cine, por las proporciones del proyecto y por el marco elegido. Seguro que habrá más, tras la grata experiencia que sin duda supuso para los promotores. Al menos, así lo esperamos, porque la calidad está garantizada.
Artículos por Coque Cano y Frederic Torres
Fotos por Coque Cano, Frederic Torres y Pedro Prados
