Estreno ‘Aer’ en Valencia – Josué Vergara [RESUMEN]

El domingo 22 de junio de 2025 se presentó en el Palau de la Música de València el cortometraje Aer y su banda sonora, de la mano del compositor valenciano Josué Vergara. Nuestro compañero Frederic Torres acudió al evento y nos deja este artículo resumen.

 

AER. Presentación del Cortometraje en el Palau de la Música de València e interpretación de la BSO. 22 de junio de 2025

Aer significa Aire en latín, y es el título de la pieza que el compositor valenciano, Josué Vergara, escribió en 2018 como himno para el Ejército del Aire y del Espacio, estrenado en directo en una versión a dúo para piano, en las manos del propio compositor y la imprescindible voz solista de la soprano Solenne Cavero, el 21 de junio de aquel mismo año, en el Patio de Honor del Cuartel General del citado Ejército, durante la XL Gala de Entrega de sus premios, en presencia de altas instancias civiles y militares (la Ministra de Defensa y el Jefe de Estado Mayor del Aire, entre otras).

 

Pero Aer también es el título del cortometraje documental que el propio Vergara y los responsables de El Claroscuro Films, con Vicente Porfilio a la cabeza, presentaron en “su puesta de largo” el pasado domingo, 22 de junio, recién inaugurado el verano, en el Palau de la Música de València, ante un público invitado que abarrotaba literalmente la sala (más de mil personas), desafiando la asfixiante inclemencia meteorológica provocada por la malévola combinación entre alta temperatura y humedad relativa. Iniciado a las 18,30 de la tarde, tras las fotos de rigor tomadas en el photocall instalado al efecto en el vestíbulo del Palau, ante una reproducción gigante de la icónica imagen concebida por el pintor Pepe Royo para el cartel, inspirada en las alas de la Victoria de Samotracia sobre un fondo llamativamente azul, el compositor compareció sobre el escenario con puntualidad suiza (país en el que se crio desde bien niño hasta que volvió a casa al cumplir los veinte años) para interpretar brevemente al piano su tema central, antes de tomar la palabra y explicar la génesis del proyecto cinematográfico que se iba a ver a continuación, y su evolución a lo largo de los años.

 

 

El autor habló de la envergadura del encargo, del impulso que el mismo podía suponer para su carrera, explicando al expectante público, el cual elucubraba al respecto de aquello que iba a presenciar y escuchar, los motivos que le habían llevado a pensar en rodar una película acerca de esta experiencia artística en la que se reflejara el complicado proceso creativo de una obra de tal relevancia. También habló del debate interno a la hora de optar por el enfoque idóneo, incidiendo en las complicaciones en forma de bloqueo que este compromiso acarreaba, hasta que las dudas se despejaron en forma de clarividente consejo proveniente del hoy Coronel, Roberto “Little” García-Arroba (con quien Vergara coincidió cuando este era piloto y ostentaba el rango de Teniente-Coronel en unas jornadas sobre liderazgo, momento en el que confraternizaron hasta convertir al oficial en una presencia decisiva en la iniciativa del encargo).

 

Éste, ante las incertidumbres del artista, le conminó a ser él mismo, proporcionándole el rumbo idóneo y necesario en la ruta a seguir, la máxima que reza “menos es más” (la cual, aunque hunde sus raíces en la antigua filosofía, popularizó en las primeras décadas del siglo XX el influyente arquitecto y diseñador industrial germano-americano, Ludwig Mies van der Rohe), que otorgó a Vergara una perspectiva contemporánea caracterizada por la reducción de elementos en aras de una simplicidad directamente vinculada a la efectividad y, sobre todo, a la belleza.

 

Vergara transmitió desde el atril sus dificultades a la hora de vehicular el sentimiento de un piloto en pleno vuelo, en lo que él imaginaba que sería estar solo en las inmensidades de la plenitud celeste, el espacio idóneo desde el cual acercarse a la inmensidad de la Creación, y de cómo abordar la forma de una composición tan especial y significativa. Como se puede leer en el programa editado al efecto con la reproducción de la pintura de Royo, el compositor se preguntaba acerca de “¿cómo componer el aire, su melodía, la armonía de su espíritu?”. Al final, apoyándose conceptual y emocionalmente en el lema citado, Vergara lograría iniciar su obra apelando a su sensibilidad, de manera que las primeras notas comenzaron a brotar del piano hasta confluir en la etérea voz de la soprano. Ese meticuloso y paciente proceso artístico es el que el artista plasma en imágenes (una tarea no menos ardua que la que desembocaría en la composición del himno), hasta llegar al posterior desenlace orquestal con la grabación, en septiembre de 2024, del himno en versión sinfónica por parte de la Orquesta de Valencia, bajo la batuta de Jaume Santonja, y la colaboración del coro EncantaVeus, además, por supuesto, de la soprano Cavero.

 

A continuación, y tras las palabras del Teniente General Francisco Braco, Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio (JEMA), y del director del Palau de la Música, Vicente Llimerá, ante el expectante público se proyectó el cortometraje. En él, y de una manera muy personal, Vergara y el equipo de El Claroscuro Films, liderados por Porfilio, también director de fotografía y montador, consiguen escenificar esas inseguridades, miedos y sentimientos a los que el compositor se había referido en su presentación, y cómo ese encuentro con el concepto del “menos es más” le ayudó en la superación del reto, siempre con el “espíritu aviador” sugerido por García-Arroba ubicado en el horizonte.

 

Superado ese primer y enorme obstáculo, las imágenes que se suceden pertenecen al imaginario expresivo del artista, aquí desdoblado en cineasta, capaz de sorprender desde unos parámetros new age, los cuales ya tenían su referente en algún proyecto anterior. Caso del video artístico de presentación de su álbum Naked, de 2020, en el que con la música de uno de los temas (“The Reflection of the Mirror”), Vergara llevaba a cabo un trabajo visual (con la colaboración de Israel Sánchez-Beato) provisto de una identidad pareja a la visionada en Aer, superponiendo momentos cotidianos, sensaciones e incluso ensoñaciones (ese magnífico plano de la coincidente aparición de la voz de Cavero en los movimientos de la boca de Vergara, como si fuese él quien canta). En el presente caso, casi siempre relacionadas con la naturaleza, con escenas en las que se ve al autor interpretando el piano dentro de un río (el Túria), o fundiéndose en el suelo de un bosque mientras acaricia la tierra con los dedos. Sin desdeñar otros de carácter más transicional y cotidiano, como la conducción nocturna en su vehículo por la ciudad, así como aquellos que corresponden a la evocación del “espíritu aviador”, el mejor reflejo del cual sea probablemente aquel plano que aúna en el mismo fotograma al compositor interpretando el piano durante el despegue de un reactor “Eurofighter”, esencia pura y concreción de las intenciones de sus responsables.

 

Tras el pase del cortometraje, presente en diversos certámenes locales como el Festival de Cine de Alicante, el Docs València (donde el compositor impartió una ilustrativa masterclass en el pasado mes de mayo junto al director valenciano Agustín Rubio, a propósito de su trabajo en común para el film Non-living, de 2020 – leer más), pero también internacionales, como el Kyoto Independent Film Festival, y el Los Angeles Short Film Awads, donde resultó vencedor, y con un público tan sorprendido como entregado, Vergara programó una serie de extras sobre la realización de la película a modo de making-of (y que también se pueden ver en la web de elclaroscuro.film).

 

En ellos se desvelan algunas curiosas tomas sobre la logística del rodaje, que incluyen las localizaciones del mismo como el cauce del río Túria a su paso por la localidad valenciana de Riba-roja, el Museo del Aire y del Espacio, en Madrid, la base aérea del Ala 14 de Los Llanos, en Albacete, y claro está, el propio Palau de la Música, donde culminaba felizmente el proyecto con la grabación de la versión sinfónica del himno, como ha quedado dicho. Momentos divertidos y curiosos de una filmación llevada a cabo con una cámara provista de lentes anamórficas, a fin de obtener imágenes rodadas a 24 fotogramas por segundo mediante las que dotar de textura y calidad cinematográfica al relato (el formato panorámico es revelador en este sentido), culminando de este modo el tramo visual del evento.

 

Por último, se ofreció una versión para piano (esta vez, interpretada por Judith Kertesz) y cuarteto de cuerdas (pertenecientes a la Orquesta de València) de la pieza, contando con el Coro enCANTa 8 veus (una pequeña representación de ocho voces de la formación coral de la versión sinfónica), y por supuesto, la soprano Solenne Cavero. En ella el público pudo degustar la composición aislada de las imágenes, y constató las elegantes sutilidades desplegadas por el artista, capaz de tocar la fibra sensible de los presentes al renunciar a marcialidades propias de otras épocas, situando a una entidad militar como es el Ejército del Aire en una ubicación espacio-temporal más acorde al siglo XXI y en consonancia con una inspiración basada en “los sueños de miles de aviadores que buscaron navegar los cielos entre tierra, mares y estrellas”, tal como alentaba la idea matriz del himno por parte de García-Arroba. Y exactamente eso es lo que la composición de Vergara ofreció.

 

El epílogo, en forma de posterior “vino de honor” ofrecido a los invitados castrenses, familiares y amigos varios, culminó este peculiar evento en el que se concilió la magnitud del mismo con la calidad humana y el talento del compositor, multiplicado en su amable y atenta recepción. No es poco para los tiempos que corren.

Articulo y Fotos por Frederic Torres

 

Vídeos del evento: