Mostra de València-Cinema del Mediterrani 2022 – Artículo especial
Nuestro compañero Frederic Torres estuvo presente en la 37ª edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani, celebrada del 20 al 30 de octubre de 2022 (leer más) y nos deja aquí un extenso artículo especial en exclusiva para SoundTrackFest.
Concierto Banda Simfònica de València. Mostra de València-Cinema del Mediterrani. La Rambleta. 23 de Octubre de 2022
Como ya viene siendo habitual desde que La Mostra de València – Cinema del Mediterrani reinció su camino tras haber sido borrada del mapa como medida de austeridad adoptada por una corporación anterior, cuando regentaba el consistorio la ya desaparecida Rita Barberá, la Banda Simfònica de València ofreció el domingo, día 23 de octubre, el correspondiente concierto de música de cine, no sin antes entregar al respetable de manera gratuita, el consiguiente disco compacto perteneciente a la grabación efectuada el año anterior con un programa dedicado exclusivamente al director Luís García Berlanga, en su año conmemorativo, cuya reseña ya se publicó en esta web (leer más).
En esta ocasión, el concierto tuvo de nuevo como protagonistas a compositores mediterráneos, entre los que se encontraban grandes nombres de la música de cine, como los italianos Ennio Morricone y Nino Rota, y los griegos Mikis Theodorakis y Vangelis, además de la representación local, ostentada por el alicantino Luis Ivars, cuya suite arreglada para banda sinfónica por Frank de Vuyst de El Capitán Trueno y el Santo Grial (2011), fue precisamente la primera en abrir el programa, de la mano del director invitado, el granadino Ángel López Carreño.
Éste otorgó un tono didáctico al concierto al contextualizar, con mayor o menor fortuna, cada una de las obras a interpretar, de manera que cuando a continuación le correspondió el turno a la famosa danza de Theodorakis que interpretaba Anthony Quinn, en la conocida Zorba, el Griego (1964), mencionó que el peculiar baile de la estrella hollywoodiense de origen griego se debió a una lesión en su rodilla, lo que provocó que el actor la interpretara de un modo completamente libre el famoso baile, en connivencia con el montador de la película.
Acto seguido fue el turno de Los Odiosos Ocho (2015), de Morricone, trabajo por el que, tal como explicó López Carreño, el compositor romano ganó su Oscar en competición, después de haber obtenido uno honorífico al conjunto de su carrera unos años antes. El director recordó cómo se mostró de cortés y afectuoso el mismísimo John Williams cuando el histórico Morricone consiguió por fin la preciada estatuilla. La interpretación, un crescendo tensional que la Banda interpretó con precisión milimétrica, fue ampliamente aplaudida, y con ello le llegó el turno al gran protagonista de la noche, que no fue otro que Vangelis. Al efecto, se presentó una suite creada ex-profeso para la ocasión, titulada «Vangelis Fantasy», con arreglos de Azael Tormo, que según López Carreño tenía la característica común de no incluir ningún tema original compuesto para el cine o la televisión, aunque luego sí fueran empleadas en uno u otro medio.
Ciertamente, así fue respecto a «Pulstar», perteneciente al álbum Albedo 0.39, y que después fue empleada en Cosmos (1980), la mítica serie de Carl Sagan; pero no con «Missing», el tema central de la conocida película de Costa-Gavras, sobre los desaparecidos en la dictadura argentina, protagonizada por Jack Lemmon en 1982, que sí fue una composición original efectuada para el film en cuestión; ni tampoco con «Anthem» («Hymne», en el original), perteneciente a la serie de televisión, L’Opéra Sauvage (1976), del documentalista Frédéric Rossif, quien ya había contado con el compositor griego para dos trabajos suyos anteriores tan conocidos como L’Apocalypse des animaux (1973), y La Fête Sauvage (1976).
Como quiera que sea, fue de lo mejor del programa, por novedoso y original, ya que no son piezas habituales de escuchar de un modo público y mucho menos en una transcripción orquestal. En este sentido, menor interés presentaron los temas centrales de Carros de Fuego, que le reportó el Oscar a su compositor en 1981 (frente a rivales tan potentes como En Busca del Arca Perdida, de Williams, como recordó acertadamente López Carreño), y el de 1492. La Conquista del Paraíso, film realizado por Ridley Scott en 1992 para conmemorar el V Cenenario del descubrimiento de América, que tuvo a Gerard Depardieu como protagonista, mucho más interpretadas y conocidas del público mayoritario, y por tanto, más celebradas.
Finalmente, la Banda Simfònica acometió otra suite, esta vez con el gran Nino Rota de protagonista y con la celebración de 50º aniversario del estreno de El Padrino (1972) como referente principal, en la que, tras iniciar la obra con el conocido solo de trompeta de aquella partitura, se interpretaron temas pertenecientes a Guerra y Paz, la versión de King Vidor de 1954, Rocco y sus Hermanos, film que Visconti estrenó en 1960, algún vals de El Gatopardo, también de Visconti, una obra maestra del cine italiano de 1963 que el director erradamente tradujo como El Leopardo para su estreno español. A ésta le siguió un mayor desarrollo de El Padrino y su conocido tema de amor, para volver a otro título mítico como el de La Dolce Vita (1959), la película de Fellini que provocara escándalos mayúsculos a comienzos de los sesenta, y luego descubrir algún tema de la desconocida El Sol se Pone, el Sol se Levanta, una película del japonés Koreyoshi Kurahara, de 1973, antes de rematar con el mítico tema de amor de Romeo y Julieta, el film de Zeffirelli de 1968, y el del clásico La Strada, de Fellini, la película que protagonizaran en 1954 Anthony Quinn y Giulietta Masina, en su inolvidable papel de Gelsomina.
La Mostra de València: Síntesis musical
Respecto a La Mostra, destacar el premio a la mejor banda sonora para Amin Bouhafa por Entre las Higueras, la excelente película de la directora Erige Sehiri, cadidata por Túnez a los Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera, muy coincidente en temática con la catalana Alcarràs, en la que el compositor emplea una música que contrapuntea, por su carácter poético, el tono documental del film, cuya mejor muestra es el final, en el que la música incidental, metáfora de la historia, se va superponiendo poco a poco sobre las canciones tradicionales de las mujeres que al terminar la jornada vuelven a casa en la camioneta de recogida.
También sorprendió gratamente la inclusión de una versión, en un dialecto árabe, de la emblemática y mítica canción de Lluis Llach, L’Estaca, muy coreada y celebrada en los últimos días de la dictadura franquista por la ciudadanía, como metáfora de la caída del régimen, algo que la tan atenta como simpática e inteligente directora, Sehiri, justificó a modo de recordatorio sobre la reciente revolución de la primavera árabe acaecida en su país, Túnez. Sin embargo, la película ganadora de la Palmera de Oro fue la franco-iraní Until Tomorrow, de Ali Asgari, que se llevó tres grandes premios, entre ellos también el de mejor director y mejor actriz (Sadaf Asgari), pero que no cuenta con música alguna, cuestión sobre la que servidor preguntó a su responsable, quien vino a contestar que incluir música hubiera sido tal vez contraproducente, puesto que podría sacar al espectador del film, y que esto es más habitual en el cine hollywoodiense que no en films de vocación realista como el suyo. Ello, a pesar de recordarle que el fundador del neorrealismo, Roberto Rossellini, siempre utilizó música original de su hermano, Renzo, en sus obras más reconocidas (Roma, Ciudad Abierta; Alemania, Año Cero, etc.), o de mencionarle el citado ejemplo de Entre las Higueras, cuya partitura eleva la categoría artística del film. Asgari, sin embargo, muestra mayor inclinación a seguir las directrices de maestros iraníes como Kiarostami y Panahi, de quienes toma algún que otro travelling (el plano-secuencia final es valiente y digno de la mejor obra del primero), y el argumento cotidiano, pero altamente tensional que sustenta el argumento de la historia (que podría haber formado la estructura de cualquier film de Panahi).
Una de las mayores atracciones de la presente Mostra fue el homenaje tributado al realizador francés Robert Guédiguian (y por ende a su pareja, que le acompañó en todo momento, la actriz Ariane Ascaride), de quien se proyectó una amplia retrospectiva y que ofreció una masterclass en La Filmoteca, cuyo aforo completó hasta la última butaca. Preguntado por un servidor sobre el empleo de la música clásica en sus films, y por su esporádico emparejamiento con el hoy reconocido compositor Alexandre Desplat, el director recordó que fue precisamente con él con quien el compositor debutó en 1985 con Ki Lo Sa?, pero que al contrario que él, Desplat poseía ya dos Oscar, algo sobre lo que bromeó al considerar que probablemente este será un premio que nunca recibirá.
Explicó que no había establecido un binomio con él para la música, al estilo del conformado por Ken Loach y George Fenton, por poner un ejemplo cercano por las características sociales del cine de ambos realizadores. Guédiguian hizo hincapié en que desde su mismo debut con la magnífica Último Verano (Dernier Été), en 1981, en la que ya empleaba a Vivaldi como contrapunto a las degradadas imágenes del paisaje industrial obrero del barrio de L’Estaque, donde tienen lugar la acción de la mayor parte de toda su filmografía, que alcanza ya a alrededor de unos veinticuatro largometrajes, que la clase obrera también tenía derecho a disfrutar de la denominada «música clásica», y que por ese motivo incluía a compositores como Mozart o al mismísimo Johann Strauss y su Danubio Azul, en el mismo sentido que lo hizo Kubrick en su famoso ballet espacial para 2001, solo que con las imágenes del barrio obrero marsellés citado (en concreto, al inicio de À la Vie, À la Mort!, -1995-).
En definitiva, su masterclass fue tan reveladora como interesante. Y La Mostra consiguió, con su presencia y la de Ascaride (atenta, educada y simpatiquísima) apuntarse otro tanto más, a añadir al gran nivel de la Sección Oficial, al de la Informativa, así como a las importantes retrospectivas como las dedicadas al cine griego del siglo XX, y a la directora francesa, de origen bosnio, Lucile Hadzihalilovic, también presente en el festival, que llegó a tiempo de presentar la impresionante Innocence, que realizó en 2004, así como su último film, Earwig, estrenado el pasado año, 2021.
Como quiera que sea, en el “debe” del festival quedó el aprovechar la presencia como Presidenta del Jurado de la compositora griega Evanthia Reboutsika, al objeto de ofrecer algún tipo de concierto o recital, como sí se hizo el pasado año con el compositor y pianista francés Jean-Michel Bernard, que estaba de miembro del Jurado, quien impartió una masterclass, además de ofrecer un concierto de música de cine en El Almudín (leer más). Las expectativas que levantaron estos actos, espléndidamente recibidos por el público, que acudió de manera masiva a ambos, han demostrado por el momento ser flor de un día, con lo que la posible recuperación del añorado Congreso de Música de Cine de València, vinculado a La Mostra durante más de una década (la de los noventa), parece todavía muy alejado de poder convertirse en una realidad pese al aumento ya confirmado del presupuesto del festival, anunciado por la concejala del consistorio municipal, Gloria Tello, en un momento en el que proliferan este tipo de eventos por toda la geografía peninsular y europea. Aunque todavía no haya ninguno específicamente centrado en la mediterraneidad. Una ocasión que habría cuando que explorar antes que sea demasiado tarde.
Artículo y fotos por Frederic Torres