Mostra de València-Cinema del Mediterrani 2021 – Artículo especial
Nuestro compañero Frederic Torres estuvo presente en la 36ª edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani, celebrada del 15 al 24 de octubre, y nos deja aquí un extenso artículo especial en exclusiva para SoundTrackFest.
En él nos cuenta cómo fue el concierto homenaje a Berlanga interpretado por la Banda Simfònica Municipal de València, el concierto a piano ofrecido por el invitado especial del festival y jurado, Jean-Michel Bernard, así como su posterior masterclass.
Acto I: Homenaje a Berlanga
Mientras John Williams brillaba con luz propia en los tres conciertos ofrecidos en Berlín, en esas mismas fechas, concretamente el viernes, día 15 de octubre, arrancaba la 36ª edición de la Mostra de València, Cinema del Mediterrani, en su cuarta edición tras su reinicio desde que fuera liquidada por la alcaldesa del Partido Popular, Rita Barberá, como medida de austeridad impuesta por la crisis económica que asoló el mundo occidental la pasada década.
Y lo hizo con una inauguración sencilla en la sala La Rambleta, en la que entre otras cosas se presentó el jurado, del que formaba parte el compositor de cine, jazzman y pianista francés, Jean-Michel Bernard, y que ofreció al público en primicia la película española El lodo, a competición en la Sección Oficial del festival, del director valenciano Iñaki Sánchez, protagonizada por Paz Vega y Raúl Arévalo, un solvente thriller ambientado en la Albufera valenciana que guarda ciertas similitudes (y no solo por compartir protagonista) con La isla mínima (2014), así como con Perros de paja (Straw Dogs, 1971), el clásico de Sam Peckinpah, que dispone de una funcional música a cargo de Xema Fuertes y Amadeo Moscardó.
Pero fue el domingo, día 17, el que los aficionados a la música cinematográfica esperábamos, por la mañana, también en La Rambleta (cabe recordar que el Palau de la Música de la capital del Túria sigue cerrado por reformas), a la Banda Simfònica Municipal de València que ofrecía un concierto en homenaje a Luís García Berlanga, el popular director valenciano fallecido en 2010, del que se cumplía este año el centenario de su nacimiento.
Dirigida por la experta batuta de Rafael Sanz-Espert, la Banda consolida de esta manera su vínculo con la Mostra al ofrecer este concierto, que se viene realizando en el seno de la misma desde hace unos años, y del que se ofreció a los asistentes, como detalle, un disco compacto del concierto del realizado el año anterior, dedicado a Ennio Morricone.
El programa:
Contando con la participación especial de Merly Zafra, vocalista que se encargó de abrir el concierto con la interpretación de la conocida “Copla de las Divisas”, perteneciente a ¡Bienvenido Míster Marshall! (1952), el público quedó entregado de inmediato al espectáculo, que siguió con brillantes suites de Calabuch (1956), con música de Guido Guerrini, que contó con los no menos brillantes arreglos del joven compositor y director valenciano Vicente Ortiz, quien ha estado en el equipo de orquestadores de nada menos que la última película de James Bond, Sin tiempo para morir (No Time to Die, 2020), compuesta por Hans Zimmer.
No menos interesante resultó la suite de Los jueves, milagro (1957), con música de Franco Ferrara, de nuevo arreglada por Ortiz, quien se esmeró en otorgar el merecido protagonismo a una sutil percusión protagonizada por el xilófono, el vibráfono y las campanas. Entre medias, de nuevo Zafra intervino cantando “Si vas a Calatayud”, con arreglos, al igual que su anterior intervención, de Azael Tormo Muñoz, quien también se encargó de los de “El mambo al coll”, de Todos a la cárcel (1993), en la que se incorporaba la tradicional canción popular valenciana “La manta al coll”, de tradición festiva y originaria de Alicante.
Con anterioridad se había podido escuchar ya el pasodoble que Miguel Asins Arbó escribiera para La vaquilla (1985), además de una encendida proclama por parte de la representación social de la Banda Simfònica, que interrumpió el concierto para reivindicar su histórica vinculación con el consistorio municipal, ante los intentos del actual gobierno local, cuya alcaldía está en manos del alcalde Joan Ribó, de la coalición Compromís, por trasladar su titularidad a la dirección del Palau de la Música.
A partir de aquí, el protagonismo pasó a manos del dúo formado por Bernardo Fuster y Luís Mendo, miembros del veterano grupo Suburbano (y autores de éxitos tan populares como “La Puerta de Alcalá” y “Arde París”), quienes tuvieron la oportunidad de trabajar con el director en sus últimos proyectos. De nuevo contando con los arreglos de Ortiz, se escuchó el “Mango Sabroso”, compuesto por el dúo, presente en la sala como invitados de honor, así como una extensa suite de la serie de televisión Blasco Ibáñez, dedicada al insigne escritor valenciano, en la que la composición del tema principal se solapaba con diversos temas de características populares para contextualizar la trama. Los propios compositores nos contaron al término del concierto, en una improvisada charla bajo la fina lluvia que fue empapándonos a la salida, que se grabaron por parte de un grupo de unos treinta músicos en Madrid, especialistas en música de banda, casi todos ellos valencianos, dada la profusión de formaciones y especialistas del País.
Finalizó el concierto con el estreno absoluto de la suite de París-Tombuctú (1999), la última película estrenada por Berlanga, en la que se presentó como sorpresa la canción “A Ninguna Parte”, que en la cinta cantaba con su voz rota, Manolo Tena, y que en el escenario interpretó de nuevo Merly Zafra. Un brillante final, que tuvo su broche en el bis de la “Copla de las Divisas”, punto final a tan festivo concierto, del que se espera se pueda ofrecer el correspondiente formato físico como detalle al público asistente al próximo concierto que la Banda interpretará, casi con toda seguridad, en la edición del próximo año.
Acto II: Recital Jean-Michel Bernard
Aprovechando la presencia del compositor francés entre los miembros del jurado, el día 17, mismo día que el concierto de la Banda Simfònica de València en homenaje a Berlanga, pero por la tarde, los aficionados fuimos convocados al histórico edificio de origen árabe L’Almodí, para asistir al recital que Jean-Michel Bernard deparó al respetable.
Bernard es conocido sobre todo por su relación con el director Michel Gondry, pero también por otras facetas musicales, como la de ser un renombrado pianista de jazz, en calidad de lo cual fue seleccionado por Ray Charles para que le acompañara durante su gira europea a mitad la primera década del milenio. Autor de álbumes de la especialidad como Jazz for Dogs, de 2014, concebido como un homenaje a su perro, o el seminal Yellow Cow, de 1991, en el que Bernard también dirigió a la Paris Philharmonic Orchestra, así como por su álbum recopilatorio, Jean-Michel Barnard Plays Lalo Schfrin, grabado conjuntamente con el gran compositor argentino, el músico francés preparó un variado y extenso repertorio.
El programa:
El recital rozó las dos horas de duración, en el que tuvieron cabida desde la inicial y conocidísima, “The Pink Panther”, de Henry Mancini, al “Interestellar Theme”, de Hans Zimmer, pasando por todo un ramillete de conocidos temas que abarcaron desde los concebidos por autores europeos como “La Valse d’Amélie”, de Yann Tiersen; “La Chanson d’Hélène”, de Philippe Sarde, que interpretó la vocalista Kimiko Ono, su mujer; “Le Mépris”, de Georges Delerue; o el inevitable Cinema Paradiso de Morricone.
Además, pudimos disfrutar de “Ange et Gabrielle” y “La Science des Rêves”, ambas del propio Bernard, esta última con Ono y la violonchelista María José Santapau, así como otros autores norteamericanos, con la suite dedicada a Williams, compuesta por los créditos de E.T. (que en la propia película se inician con el piano), el “Schindler’s List”, el “Hedwig’s theme”, de Harry Potter, y el tema principal de Atrápame si puedes, seguido de la canción de Papillon, de Jerry Goldsmith, que interpretó Ono (extrañamente, en inglés).
El concierto también tuvo espacio para la famosísima “City of Stars”, de Justin Hurwitz, perteneciente a La ciudad de las estrellas (La La Land), o la no menos conocida Suite de Bernard Herrmann para Psicosis, transcrita de manera sorprendente y fidedigna al piano.
Introduciendo y explicando en inglés cada uno de los fragmentos seleccionados, Bernard también tocó, “You’ve got a friend in me”, canción que Randy Newman compusiera para Toy Story, de clara raíz jazzy, y el conocido tema central de El último mohicano, del sudafricano Trevor Jones, así como el de Feliz Navidad, Mr. Lawrence, del japonés Ruichi Sakamoto.
Seguido, abordó abordar varios temas de su ídolo, Lalo Schifrin, de quien tocó el “Tango del Atardecer”, perteneciente a la película de Carlos Saura, además de proponer una enigmática fusión entre la música de Chopin, de quien había interpretado la “Balada Nº1 en sol menor, op. 23”, con motivo de su inclusión en el film de Polanski, El pianista, y la de la serie televisiva Mannix, propósito por el que no esgrimió ninguna explicación, limitándose a levantar las manos y proponer un “¿por qué no?” al satisfecho público. Se trata de una fusión que el compositor viene realizando en sus conciertos desde hace ya tiempo y que casi ha convertido en un sello propio de la casa.
El bis, con el incombustible tema principal de la franquicia de Misión: Imposible, de Schifrin, puso el punto final a un concierto marcado por cierta impronta minimalista en el estilo de ejecución del compositor, que hacía apresurar en ocasiones los temas, así como establecer interesantes variaciones jazzísticas a sus interpretaciones, siempre desde el más claro y absoluto dominio del instrumento, pues cabe destacar esa condición de virtuoso esgrimida por Bernard.
Acto III: Masterclass
Y ya que estaba disponible a lo largo de toda la semana como consecuencia de su tarea como jurado, Bernard propuso cuando se le contactó, según contó el mismo director artístico de la Mostra, Eduardo Guillot, en su presentación antes del comienzo del recital, llevar a cabo también una clase magistral, la cual tuvo lugar el miércoles, día 20 de octubre, a las 18:30h en la sala del SGAE de València.
Acompañado esta vez de la traductora Natalia Gascón, el músico pudo expresarse en su lengua natal francesa, lo que redundó en una mayor naturalidad y fluidez comunicativa, interesándose antes de comenzar su exposición por el perfil del público, al que inquirió sobre la presencia de compositores en la sala (solo un par, de entre aproximadamente las cuatro decenas de asistentes)
A continuación, pasó a deliberar sobre la diversidad de los nuevos tiempos, en los que afirmó que, aunque es cierto que la tecnología ofrece una gran ayuda y comodidad a los músicos, cabe insistir siempre en que son las emociones y la transcripción orquestal la base de un buen trabajo cinematográfico, como buen admirador de la música de la década de los setenta, y de autores como John Williams y Jerry Goldsmith (de quien anunció un próximo disco compacto recopilatorio).
Tras ofrecer un vídeo de presentación con algunos de sus más significativos trabajos cinematográficos (Madame Bovary, la versión que Claude Chabrol rodara en 1991; El pabellón de los oficiales, de François Dupeyron, en 2001; o el remake de L’emmerdeur llevado a cabo por Francis Veber, en 2008), Bernard se centró sobre todo en su relación con Michel Gondry, ofreciendo varios fragmentos de algunas de las películas en las que colaboraron juntos, señalando la inmensa suerte de haber podido trabajar con alguien de tan gran talento.
Así, tras un fragmento de La ciencia del sueño, la película de 2006 que resultó todo un éxito para el director, dándole a conocer internacionalmente, Bernard explicó la complejidad de su trabajo con él mediante una secuencia de Rebobine, por favor, el siguiente film de Gondry, realizado ya en los Estados Unidos un par de años después, en 2008, y con Jack Black de protagonista, en el que la música diegética que contextualiza una fiesta de celebración entre los personajes da paso poco a poco a la música incidental del compositor, que explica mucho mejor el sentimiento de estos.
Curiosamente, el día antes, martes 19, se proyectó en la sección oficial a competición una coproducción tunecina dirigida por Mehdi Hmili, titulada Streams, en la que una acosada protagonista, agobiada por el asfixiante machismo y la situación política del país, tras sufrir un intento de violación y pasar por la cárcel injustamente acusada de prostituta, se lanza a los suburbios en busca de su hijo adolescente, prometedor futbolista hundido en la miseria de la droga, encontrándolo tras el desesperante paso de unos años. En ella destacaba una secuencia de las mismas características descritas por Bernard, con la protagonista bailando una música fuertemente percusiva gracias a la cual esta comienza a dejarse llevar hasta alcanzar un efecto de liberación interior que desemboca en una transición hacia la música incidental de Amin Bouhafa, que acaba por explicar mejor esa sensación en el remate final de la secuencia.
Curiosa coincidencia dada la queja de Bernard por el tratamiento musical de la mayor parte de las películas a competición, de las que dijo que solamente una de todas ellas tenía un tratamiento específico en este terreno. Cabe suponer que se refería a Tailor, una comedia griega con música de Nikos Kypourgos, que a la postre ganó el premio de la especialidad, además del mejor actor, para Dimitris Imellos, en su impecable papel de sastre, que trata de salir adelante en el negocio de la alta costura ambulante.
Como quiera que fuese, el compositor, propuso otro par de ejemplos de algunos de sus trabajos más internacionales, tales como Un golpe brillante, film de 2013 protagonizado por Pierce Brosnan y Emma Thompson, de cuya traducción del original inglés, The Love Punch, no encontraba el título castellano, y su participación en La invención de Hugo, la película de Martin Scorese que desarrolla su acción en París, y por la que fue nominado al Oscar a la mejor música el canadiense Howard Shore, con quien colaboró para llevar a cabo parte de la música diegética, que según Bernard, el director, muy perfeccionista, trató con la misma consideración e importancia que la incidental.
Seguido, el compositor dejó paso a su faceta de virtuoso pianista para subir al escenario e interpretar al respetable algunos temas ya escuchados en el recital anterior, como “The Pink Panther”, de Mancini, la suite de Williams, y la fusión entre Chopin y Schifrin. Un brillante colofón a una masterclass de casi una hora y media de duración, a la que cabe calificar como exitosa dada la asistencia.
Tras su actuación se abrió una ronda de preguntas entre el público, a las que Bernard atendió amablemente, entre las cuales servidor volvió a inquirirle sobre la importancia de la tecnología, explicada como medio pero tal vez, debido a la influencia del teutón Hans Zimmer y sus acólitos, convertida en un fin. Bernard, que calificó la pregunta de difícil, volvió a remitir a la emoción como base del trabajo músico-cinematográfico. Tras varias preguntas más sobre su relación con Gondry y su forma de trabajar, concluyó la conferencia con el agasajo del público al compositor.
Ahora solo cabe esperar que la dirección de la Mostra tome buena nota del interés reflejado en este acto, así como en el recital ofrecido en el Almodí, con una muy cumplida presencia de público en un horario complicado (domingo a última hora de la tarde), y que en lugar de considerarlo “flor de un día”, dote de continuidad este tipo de actividades paralelas que en su día llevaron a la Mostra a consagrar una parte importante de su programación al pionero Congreso de Música de Cine, desarrollado a lo largo de la década de los noventa, y que también desapareció por falta de presupuesto. Propuestas en este sentido, consta que no faltan, adicionando voluntad y planificación. Un pasado digno de rescatar y un futuro al alcance de la mano. Visto lo visto, seguro que merecería la pena.
Artículo por Frederic Torres
Fotos por Sabin y Frederic Torres
